martes, 2 de marzo de 2010
Las consecuencias de los azotes.
Darle un azote a un niño podemos pensar que no tiene consecuencias, se ha hecho toda la vida y no ha pasado nada. Posiblemente muchos lectores nos contarán que los recibieron, y están seguros del amor de sus padres y que ese comportamiento no dejó secuelas, se han convertido en personas pacíficas y no guardan rencor. Sus padres lo hicieron lo mejor posible y unos azotes o pescozones no dejaron marca en ellos, asegurarán. Pero si, los azotes tienen consecuencias.
Obviamente, si no rechazamos aquella conducta errónea de nuestros padres tenemos posibilidades de repetirla con menos dificultades.
Al fin y al cabo, dirán, que un azote no es maltrato, no es una paliza, y se sobrevive sin daño aparente. Pero es violencia, y la violencia no puede ser la medida del amor de los padres a los hijos ni es una buena manera de educar con el ejemplo.
No hay ninguna aportación científica seria que aporte datos a favor de los azotes. Más bien al contrario, las modernas investigaciones neurológicas y psicológicas aportan datos en el sentido contrario. El estrés, el miedo y el dolor si dejan marcas.
Un niño que recibe un comportamiento violento de sus padres interioriza que la violencia puede ser aceptable si se ejerce contra alguien más debil o aduciendo una buena causa. No se siente dueño de su cuerpo ya que aquellos en quienes más confían lo agreden “por su bien”.
La paciencia y el agotamiento puede hacer mella en nosotros y también la tensión en una situación de peligro real. Entonces brota de nosotros esa violencia interiorizada en la infancia y la repetimos como medida extrema.
Pegar un azote o un pescozón es pegar, y del mismo modo que no consentiríamos que nadie nos ponga la mano encima bajo ninguna circunstancia, a nuestros hijos les debemos enseñar que nadie puede tocarlos a ellos ni pegarles, bajo ninguna causa, ni siquiera los adultos que tenemos autoridad sobre ellos.
Pegarle a un niño, insultarle, gritarle o amenazarlo con castigos físicos o abandono emocional no es un buen ejemplo. Puede servirnos a los adultos para que salga la rabia o el enfado, pero a costa de hacerlos recaer en el más debil.
La obediencia por miedo no es obediencia, es represión. La educación nace del ejemplo, la comprensión, la paciencia y el amor, no de perder el control y descargar la violencia en los niños.
En el estado emocional de miedo, rabia e impotencia en el que queda un niño que sufre un grito o un azote no hay nada que se pueda aprender ni interiorizar. Las normas o los comportamientos correctos que queremos inculcarles, el respeto hacia los otros, no hay forma de asimilarlo si ellos no están siendo respetados en su integridad física y moral.
El disimulo, la mentira, la desconfianza y la percepción del mundo como un lugar donde los actos no tienen consecuencias lógicas, sino castigos, no es el mejor modo de educar en la convivencia y la confianza. Lo que hará un niño al que se le pega será aprender a que no lo pillen por miedo, no a que su acción errada se autoexplica a si misma confortado por sus padres para asimilar el daño que ha podido realizar.
El niño no relaciona el castigo con el hecho acaecido, sino con la persona que lo agrede. Y muy raramente tiene éxito como medida que cambie el problema de fondo, si no es con el terror a un nuevo castigo.
Además, el castigo físico ya es un delito en España y no se tipifica su intensidad aunque se encuentre que una sociedad permisiva y acostumbrada a estos comportamientos no puede todavía controlar todos estos sucesos y la ley suele activarse solamente en los más graves o llamativos. Sin embargo, las autoridades son muy claras al respecto.
Pegar un azote, tirar del pelo, dar un pescozón o un pellizco ya no tienen refrendo legal alguno como medios de corrección adecuada.
Las consecuencias de los azotes a nivel psicológico y moral son inevitables, y nuestro papel como padres no es repetir los errores de quienes nos educaron lo mejor que sabían, sino educar a nuestros hijos en la canalización sana de los conflictos.
Publicado en Bebés y más. Mireia Long 27 de Febrero de 2010.
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Crianza con apego,
Educación,
Infancia,
Maternidad
lunes, 1 de marzo de 2010
Els papers de L'Eugénie
sábado 27 de febrero de 2010Queremos los papeles para EAA!
"Què més hem de fer?"
"Tota revolució s'evapora i dóna pas a una nova burocràcia", va observar Kafka. Si els joves amb ganes de canviar el món van topant de cap en una i altra soca, o en una i altra finestreta, potser decidiran jeure a esperar que el món els canviï a ells. Tot això que hi perdrem. Avui aquest dietari dels dilluns explica una història que no és la meva, però hauria de ser una mica de tots nosaltres.
Eva Piquer
AVUI
Una mare farta d'omplir papers per obtenir uns papers
La Laura Roig, una noia d'Arenys de Mar, fa de mare a tots els efectes de l'Eugénie, una nena senegalesa d'11 anys. En té la pàtria potestat, expedida per un jutge al Senegal, amb l'absolut consentiment de la família biològica de la criatura. L'Eugénie fa gairebé quatre anys que viu a Catalunya, però encara és una sensepapers. Li han denegat dues vegades el permís de residència: perquè les seves malalties són congènites i no pas sobrevingudes (i, doncs, no li poden concedir el permís per raons medicohumanitàries), i perquè la Laura en té la pàtria potestat i no pas la tutela, tot i que la pàtria potestat és superior a la tutela (i, doncs, no li poden concedir el permís com a fill estranger subjecte a tutela d'un espanyol).
L'Eugénie va a l'escola, té amics, parla català, és atesa a Sant Joan de Déu (ja ha patit cinc intervencions i està pendent de la sisena) i és molt feliç. Però no pot viatjar al seu país d'origen, ni rebre cap mena d'ajut, perquè la burocràcia li ho impedeix. La seva mare catalana està farta de fer papers per aconseguir uns papers que no arriben.
L'acolliment temporal va ser un viatge sense retorn
Enamorada de l'Àfrica, la Laura tenia només 22 anys quan va acollir temporalment una nena amb problemes de salut. L'Eugénie va venir a Catalunya el maig del 2006, amb un visat per a tractament mèdic de tres mesos. A part d'una deficiència visual degenerativa i una d'auditiva, li van trobar una cardiopatia que s'havia d'operar. La nena va entrar en llista d'espera i li van impedir retornar al Senegal per motius mèdics. Primers entrebancs kafkians: ni la deixaven marxar ni podia quedar-se aquí amb tot en regla.
Un grup al Facebook denuncia la situació actual de la nena
Un cop operada a cor obert i vistes les atencions sanitàries que necessita la nena de per vida, la família biològica va renunciar-hi i en va delegar la pàtria potestat a la Laura. Des d'aleshores aquesta maresmenca és legalment la màxima responsable de la manutenció, educació i cura de l'Eugénie. "Me'n sento la mare, sí".
La Laura i el seu company, que tenen un fill biològic de setze mesos, estan tips de picar portes. El govern estatal els denega el permís de residència, i l'Institut Català de l'Acolliment i l'Adopció no els pot ajudar perquè es tracta d'un cas atípic.
"Ja no sabem què més fer!", exclama ella, desesperada. Ha obert un grup al Facebook reclamant els papers per a la nena i s'ha decidit a explicar la història públicament, a veure què passa.
Mereix un monument i no bastons a les rodes
Si la cosa té un final feliç (a vegades ens ens sortim, com canten els Manel), la Laura Roig acabarà sent de ple dret la mare adoptiva de l'Eugénie. Però sap greu que li posin tants bastons a les rodes. No n'anem sobrats, de joves de vint anys que es compliquin tant la vida per una bona causa. Potser no cal que els fem un monument, però tampoc és qüestió de minar-los la moral de finestreta en finestreta. Ho va dir no sé qui: la burocràcia és una forma organitzada de ser irracionals.
DIARI AVUI http://paper.avui.cat/article/ultima/185785/mes/hem/fer.html
QUEREMOS LOS PAPELES PARA EAA
lunes, 23 de noviembre de 2009
La guardeía no puede criar saludablemente a un bebé
Eulàlia Torras de Beà, psicoanalista y psiquiatra infantil
"La guardería no puede criar saludablemente a un bebé"
VÍCTOR-M. AMELA - 23/11/2009
Soy lo bastante mayor para acumular experiencia y lo bastante joven para seguir aprendiendo. Soy de Barcelona. Soy médica, psiquiatra y psicoanalista. Estoy casada y tengo tres hijos y seis nietos. ¿Política? Favorable a los más necesitados. ¿Dios? Eso son cuestiones privadas
¿Qué tiene de malo una guardería?
Es algo que necesitan los padres..., pero no es lo que necesita un bebé. ¿Y qué necesita un bebé? La cercanía cálida, constante y segura de sus amorosos padres. Pero si los padres no pueden... Dejan a sus bebés cada vez más tempranamente en guarderías, sin calibrar las consecuencias...
¿A qué edad entran los bebés en guarderías?
¡Con cuatro meses! Algo impensable hace 40 años...
¿Y qué consecuencias tiene esto?
Mala crianza. Asumimos como normal que nuestros bebés enfermen, ¡y no lo es!
¿Enferman por culpa de la guardería?
Multiplica las posibilidades de enfermar: el bebé está más expuesto a gérmenes... y, sobre todo, más propenso a toda afección.
¿La guardería acentúa la propensión a enfermar del bebé?
Sí. El propio hogar, los brazos de mamá y papá, un círculo reducido de personas... ¡eso es lo que fortalece emocional, cognitiva y físicamente al bebé! La guardería, en cambio, puede comprometer su desarrollo.
¿Tanto como eso?
El ingreso en la guardería lo hace retroceder temporalmente en competencias que está adquiriendo, como hablar, caminar...
¿Por qué?
Un entorno estable proporciona seguridad al bebé, seguridad que lo anima a explorar: así madura bien. Alterar su entorno le resta seguridad, lo que frena su desarrollo.
¿No está dramatizando, doctora?
Lo confirman los últimos hallazgos en neurociencias y psicología evolutiva.
¿Me los resume?
De los cero a los dos años, cuando más plástico es el cerebro, las neuronas del bebé se desarrollan según la calidad de los estímulos que recibe por interacción con las personas centrales de su mundo: abrazos, achuchones, caricias, risas, balanceos, movimientos, sonidos, voces, cantos, palabras, mimos, cariños, músicas, olores, colores, sabores...
¿Y besos?
Y besos. Todo eso sofistica y enriquece su sistema neural y nervioso, el sistema desde el que establece su relación emocional y cognitiva con el mundo y consigo mismo.
¿La guardería no da esos estímulos?
Imposible en grado óptimo, improbable en el necesario, difícilmente con la intensidad y calidad de unos papás atentos y amorosos.
Ya no existen a tiempo completo.
Y quizá por eso llegan cada día a las consultas más psicopatologías en niños cada vez menores... ¡España es ahora el tercer país que más psicofármacos receta a menores! Cortamos síntomas sin analizar causas.
También padecemos en España un elevado fracaso escolar.
Tampoco analizamos causas, preferimos castigar o etiquetar: "trastorno por déficit de atención e hiperactividad", y medicar.
Ir pronto a la guardería ¿no garantiza una mejor escolaridad ulterior?
No. Hay que escolarizar al niño justo cuando empieza a quedársele pequeño su hogar. ¿Y a qué edad sucede eso? No antes de los tres años.
¿Tan tarde?
En Finlandia los padres no están obligados a escolarizar a sus hijos ¡hasta los siete años! Y Finlandia es el país con menos fracaso escolar de Europa, vea el informe PISA.
Seguro que concurren otros factores...
El principal es que el Estado sufraga durante el primer año a los padres. Y luego permite horarios laborales intensivos o reducidos. Así, ¡los padres pueden criar a sus hijos! Y un niño bien criado en casa llegará a la escuela muy estimulado, con ganas de descubrir. Y aprenderá más y mejor.
O sea, que deberíamos mimar al bebé.
Atender sus necesidades de hambre, sueño y - sobre todo-cariño. No es sobreprotegerlo, ¡es protegerlo de lo que vendrá! Porque el niño así criado gozará de estabilidad emocional, autoestima y coherencia: estará bien preparado para los reveses que vendrán.
¿Y no será así si se ha criado con mucha guardería o en un orfanato?
La pobreza de estímulos empobrece su desarrollo: serán niños poco orientados, intemperantes y más agresivos, más vulnerables a la frustración, más depresivos...
Diga algo bueno de las guarderías.
Muchas tienen excelentes cuidadoras, pero repartirse entre tantos niños imposibilita la calidad de la atención personalizada.
Mejor una guardería que algún hogar.
Ante un hogar con abandono, conflicto permanente y agresividad crónica, ¡mejor una guardería, sí! La guardería es útil en ciertos casos y momentos, pero no es la opción principal para criar saludablemente a un bebé.
Envíe un mensaje a los padres.
Uno de la doctora Julia Corominas: "Dedicar tiempo a los hijos de pequeños os ahorrará mucho tiempo cuando sean mayores". Ahorro en salud física, mental y emocional.
¿Qué haría si mandase en España?
En vez del populismo político de inaugurar guarderías, subvencionaría a los padres para que dedicasen tiempo a criar a sus hijos hasta los tres años: ¡eso sí sería progresista!
En algo sí habremos progresado en los últimos 40 años..
Sí: en conocimiento. Sabemos cómo optimizar el desarrollo de los niños. ¿Por qué no lo aplicamos? ¿Queremos su felicidad futura?
Cambio social
Madres a la oficina, bebés a la guardería: relevante cambio social de los últimos 40 años.
Con algunas consecuencias indeseables. Quien las señale se expone a ser tildado de carca.
Pero se agolpan las evidencias neurocientíficas, y hay que plantearlas: lo hace la doctora Torras - ¡se reprocha haber callado demasiados años!-,presidenta de la Fundació Eulàlia Torras de Beà (www. fetb. org), gestora de varios centros de salud mental infantil y juvenil y que ahora celebra 40 años de trabajos.
Cada día hay más padres inquietos ante una política socioeconómica que dificulta procurar a sus hijos una feliz y saludable crianza, padres como los que se mueven en
http:// mastiempoconloshijos. blogspot. com
"La guardería no puede criar saludablemente a un bebé"
VÍCTOR-M. AMELA - 23/11/2009
Soy lo bastante mayor para acumular experiencia y lo bastante joven para seguir aprendiendo. Soy de Barcelona. Soy médica, psiquiatra y psicoanalista. Estoy casada y tengo tres hijos y seis nietos. ¿Política? Favorable a los más necesitados. ¿Dios? Eso son cuestiones privadas
¿Qué tiene de malo una guardería?
Es algo que necesitan los padres..., pero no es lo que necesita un bebé. ¿Y qué necesita un bebé? La cercanía cálida, constante y segura de sus amorosos padres. Pero si los padres no pueden... Dejan a sus bebés cada vez más tempranamente en guarderías, sin calibrar las consecuencias...
¿A qué edad entran los bebés en guarderías?
¡Con cuatro meses! Algo impensable hace 40 años...
¿Y qué consecuencias tiene esto?
Mala crianza. Asumimos como normal que nuestros bebés enfermen, ¡y no lo es!
¿Enferman por culpa de la guardería?
Multiplica las posibilidades de enfermar: el bebé está más expuesto a gérmenes... y, sobre todo, más propenso a toda afección.
¿La guardería acentúa la propensión a enfermar del bebé?
Sí. El propio hogar, los brazos de mamá y papá, un círculo reducido de personas... ¡eso es lo que fortalece emocional, cognitiva y físicamente al bebé! La guardería, en cambio, puede comprometer su desarrollo.
¿Tanto como eso?
El ingreso en la guardería lo hace retroceder temporalmente en competencias que está adquiriendo, como hablar, caminar...
¿Por qué?
Un entorno estable proporciona seguridad al bebé, seguridad que lo anima a explorar: así madura bien. Alterar su entorno le resta seguridad, lo que frena su desarrollo.
¿No está dramatizando, doctora?
Lo confirman los últimos hallazgos en neurociencias y psicología evolutiva.
¿Me los resume?
De los cero a los dos años, cuando más plástico es el cerebro, las neuronas del bebé se desarrollan según la calidad de los estímulos que recibe por interacción con las personas centrales de su mundo: abrazos, achuchones, caricias, risas, balanceos, movimientos, sonidos, voces, cantos, palabras, mimos, cariños, músicas, olores, colores, sabores...
¿Y besos?
Y besos. Todo eso sofistica y enriquece su sistema neural y nervioso, el sistema desde el que establece su relación emocional y cognitiva con el mundo y consigo mismo.
¿La guardería no da esos estímulos?
Imposible en grado óptimo, improbable en el necesario, difícilmente con la intensidad y calidad de unos papás atentos y amorosos.
Ya no existen a tiempo completo.
Y quizá por eso llegan cada día a las consultas más psicopatologías en niños cada vez menores... ¡España es ahora el tercer país que más psicofármacos receta a menores! Cortamos síntomas sin analizar causas.
También padecemos en España un elevado fracaso escolar.
Tampoco analizamos causas, preferimos castigar o etiquetar: "trastorno por déficit de atención e hiperactividad", y medicar.
Ir pronto a la guardería ¿no garantiza una mejor escolaridad ulterior?
No. Hay que escolarizar al niño justo cuando empieza a quedársele pequeño su hogar. ¿Y a qué edad sucede eso? No antes de los tres años.
¿Tan tarde?
En Finlandia los padres no están obligados a escolarizar a sus hijos ¡hasta los siete años! Y Finlandia es el país con menos fracaso escolar de Europa, vea el informe PISA.
Seguro que concurren otros factores...
El principal es que el Estado sufraga durante el primer año a los padres. Y luego permite horarios laborales intensivos o reducidos. Así, ¡los padres pueden criar a sus hijos! Y un niño bien criado en casa llegará a la escuela muy estimulado, con ganas de descubrir. Y aprenderá más y mejor.
O sea, que deberíamos mimar al bebé.
Atender sus necesidades de hambre, sueño y - sobre todo-cariño. No es sobreprotegerlo, ¡es protegerlo de lo que vendrá! Porque el niño así criado gozará de estabilidad emocional, autoestima y coherencia: estará bien preparado para los reveses que vendrán.
¿Y no será así si se ha criado con mucha guardería o en un orfanato?
La pobreza de estímulos empobrece su desarrollo: serán niños poco orientados, intemperantes y más agresivos, más vulnerables a la frustración, más depresivos...
Diga algo bueno de las guarderías.
Muchas tienen excelentes cuidadoras, pero repartirse entre tantos niños imposibilita la calidad de la atención personalizada.
Mejor una guardería que algún hogar.
Ante un hogar con abandono, conflicto permanente y agresividad crónica, ¡mejor una guardería, sí! La guardería es útil en ciertos casos y momentos, pero no es la opción principal para criar saludablemente a un bebé.
Envíe un mensaje a los padres.
Uno de la doctora Julia Corominas: "Dedicar tiempo a los hijos de pequeños os ahorrará mucho tiempo cuando sean mayores". Ahorro en salud física, mental y emocional.
¿Qué haría si mandase en España?
En vez del populismo político de inaugurar guarderías, subvencionaría a los padres para que dedicasen tiempo a criar a sus hijos hasta los tres años: ¡eso sí sería progresista!
En algo sí habremos progresado en los últimos 40 años..
Sí: en conocimiento. Sabemos cómo optimizar el desarrollo de los niños. ¿Por qué no lo aplicamos? ¿Queremos su felicidad futura?
Cambio social
Madres a la oficina, bebés a la guardería: relevante cambio social de los últimos 40 años.
Con algunas consecuencias indeseables. Quien las señale se expone a ser tildado de carca.
Pero se agolpan las evidencias neurocientíficas, y hay que plantearlas: lo hace la doctora Torras - ¡se reprocha haber callado demasiados años!-,presidenta de la Fundació Eulàlia Torras de Beà (www. fetb. org), gestora de varios centros de salud mental infantil y juvenil y que ahora celebra 40 años de trabajos.
Cada día hay más padres inquietos ante una política socioeconómica que dificulta procurar a sus hijos una feliz y saludable crianza, padres como los que se mueven en
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Maternidad
domingo, 22 de noviembre de 2009
Por qué amamantar a un niño de 3 y 4 años
Porque más y más mujeres están ahora amamantando a sus bebés y más y más se dan cuenta cuánto disfrutan hacerlo, por esta razón quieren continuar por más tiempo que sólo los meses que habían pensado al principio
UNICEF siempre apoyó la lactancia durante los dos primeros años y aún más, y la Academia Americana de Pediatría está alentando a las madres a amamantar a sus bebés por lo menos durante un año y extenderse hasta donde ambos lo deseen. Incluso la Academía Canadiense de Pediatría, reconoce que las mujeres pueden amamantar por dos años y más. Amamantar a un niño de 3 y 4 años ha sido algo común en el mundo hasta no hace mucho, y aún es común en muchas sociedades.
¿Por qué la lactancia debe extenderse por más de 6 meses?
Porque las madres y los bebés disfrutan mucho esta relación. ¿Por qué detener una relación que se disfruta?
Pero dicen que la leche materna no tiene valor después de los 6 meses.
Tal vez se diga, pero es falso. Que mucha gente diga semejante cosa sólo muestra que ignorante es mucha gente en nuestra sociedad sobre la lactancia. La leche materna, después de todo, es leche. Aún después de los 6 meses, todavía contiene proteínas, grasas y otros elementos nutricionales importantes y apropiados que los bebés y niños necesitan. La leche materna contiene factores inmunológicos que ayudan a proteger al bebé. De hecho, algunos de estos factores inmunológicos que protegen al bebé contra infecciones están presentes en mayores cantidades en el segundo año de vida que en el primero. Esto se debe a que los niños mayores de un año están expuestos a más infecciones. La leche materna contiene factores que ayudan a madurar el sistema inmunológico y a desarrollarse y madurar el cerebro, intestinos y otros órganos.
Se ha demostrado ampliamente en guarderías que los niños que amamantan tienen muchas menos y más leves infecciones que los que no lo hacen. Por lo tanto, la madre pierde menos días de trabajo si continúa amamantando a su bebé cuando ya ha regresado al mismo.
Es interesante que la publicidad de la compañías fabricantes de fórmulas inducen al uso de la fórmula (copia imperfecta del objeto real) durante un año, al mismo tiempo implican que la leche materna (de dónde se copia la replica imperfecta) es valiosa sólo durante 6 meses e incluso menos (“la mejor nutrición para los recién nacidos”). Muchos profesionales de la salud han adoptado este versito.
Escuché que los factores inmunológicos de la leche materna evitan que el bebé desarrolle su propia inmunidad si lo amamanto por más de 6 meses.
Esto es falso, de hecho, absurdo. Es increíble que tanta gente en nuestra sociedad tergiverse los beneficios de la leche materna volviéndolos una desventaja. Inmunizamos a los bebés para que ellos mismos puedan defenderse de una infección real. La leche materna también permite al bebé luchar contra las infecciones. Cuando el bebé lucha contra estas infecciones, se hace inmune. Naturalmente.
Pero yo quiero que mi bebé sea independiente
¿La lactancia hace al niño dependiente? No lo crea. El niño que lacta hasta que él mismo decide terminar (usualmente de los 2 a 4 años) generalmente es más independiente, y tal vez, más importante, más seguro de su independencia. El niño recibe confort, y seguridad desde el seno hasta que él está listo para dar el paso de concluir por sí mismo. Cuando lo hace por sí mismo, sabe que consiguió algo, sabe que avanzó. Esto es un momento muy significante en su vida.
Generalmente empujamos a los niños a independizarse demasiado rápido. Dormir solos muy pronto, separase del seno muy pronto, arreglárselas sin los padres muy pronto, hacer todo muy pronto. No lo empuje, y el niño se independizará al tiempo justo. ¿Cuál es el apuro? Pronto va a irse de su casa. ¿Quiere que lo hagan a los 14?
Por supuesto que la lactancia a veces puede ser utilizada para continuar una relación de sobredependencia. Pero también lo puede ser la comida y el entrenamiento para ir al baño. El problema no es la lactancia. Este es un tema aparte.
¿Qué más?
Posiblemente el aspecto más importante en alimentar a un niño no son los beneficios nutricionales o inmunológicos, sin quitarles su importancia, es la relación tan especial que se establece entre el niño y la madre. La lactancia es una viva confirmación de un acto de amor. Esto continúa cuando el bebé crece. Ninguna persona que alguna vez observó a un niño de 2/4 años amamantar puede testificar que allí no hay algo casi mágico y especial, algo que va más allá de la comida. Un niño que esta mamando puede romper a reír sin motivo aparente. Su deleite en el seno va más allá de la simple fuente de alimento. Y si la madre se permite, la lactancia se transforma en una fuente de deleite también para ella, más allá del placer de brindar alimento. Por supuesto no es siempre genial, pero, ¿qué cosa lo es?
Y si el niño se enferma o se lastima (como realmente sucede cuando conocen a otros niños y aprenden a jugar con otros) que forma más fácil y efectiva para tranquilizar al niño que a través de la lactancia? Recuerdo noches en el departamento de emergencias, llegaban madres con su niños enfermos. Las madres cuyos hijos no tomaban el seno andaban por los pasillos tratando de consolarlos, sin mucho éxito. Mientras que los niños que tomaban el seno estaban confortados, aunque no necesariamente felices. La madre conforta al niño enfermo a través de la lactancia, y el niño conforta a la madre a través de la lactancia
Revisado Enero 2000
Escrito por Dr. Jack Newman MD, FRCPC
Traducido por Sandra D’Angelo
Criar y amar, el portal de la crianza con apego
UNICEF siempre apoyó la lactancia durante los dos primeros años y aún más, y la Academia Americana de Pediatría está alentando a las madres a amamantar a sus bebés por lo menos durante un año y extenderse hasta donde ambos lo deseen. Incluso la Academía Canadiense de Pediatría, reconoce que las mujeres pueden amamantar por dos años y más. Amamantar a un niño de 3 y 4 años ha sido algo común en el mundo hasta no hace mucho, y aún es común en muchas sociedades.
¿Por qué la lactancia debe extenderse por más de 6 meses?
Porque las madres y los bebés disfrutan mucho esta relación. ¿Por qué detener una relación que se disfruta?
Pero dicen que la leche materna no tiene valor después de los 6 meses.
Tal vez se diga, pero es falso. Que mucha gente diga semejante cosa sólo muestra que ignorante es mucha gente en nuestra sociedad sobre la lactancia. La leche materna, después de todo, es leche. Aún después de los 6 meses, todavía contiene proteínas, grasas y otros elementos nutricionales importantes y apropiados que los bebés y niños necesitan. La leche materna contiene factores inmunológicos que ayudan a proteger al bebé. De hecho, algunos de estos factores inmunológicos que protegen al bebé contra infecciones están presentes en mayores cantidades en el segundo año de vida que en el primero. Esto se debe a que los niños mayores de un año están expuestos a más infecciones. La leche materna contiene factores que ayudan a madurar el sistema inmunológico y a desarrollarse y madurar el cerebro, intestinos y otros órganos.
Se ha demostrado ampliamente en guarderías que los niños que amamantan tienen muchas menos y más leves infecciones que los que no lo hacen. Por lo tanto, la madre pierde menos días de trabajo si continúa amamantando a su bebé cuando ya ha regresado al mismo.
Es interesante que la publicidad de la compañías fabricantes de fórmulas inducen al uso de la fórmula (copia imperfecta del objeto real) durante un año, al mismo tiempo implican que la leche materna (de dónde se copia la replica imperfecta) es valiosa sólo durante 6 meses e incluso menos (“la mejor nutrición para los recién nacidos”). Muchos profesionales de la salud han adoptado este versito.
Escuché que los factores inmunológicos de la leche materna evitan que el bebé desarrolle su propia inmunidad si lo amamanto por más de 6 meses.
Esto es falso, de hecho, absurdo. Es increíble que tanta gente en nuestra sociedad tergiverse los beneficios de la leche materna volviéndolos una desventaja. Inmunizamos a los bebés para que ellos mismos puedan defenderse de una infección real. La leche materna también permite al bebé luchar contra las infecciones. Cuando el bebé lucha contra estas infecciones, se hace inmune. Naturalmente.
Pero yo quiero que mi bebé sea independiente
¿La lactancia hace al niño dependiente? No lo crea. El niño que lacta hasta que él mismo decide terminar (usualmente de los 2 a 4 años) generalmente es más independiente, y tal vez, más importante, más seguro de su independencia. El niño recibe confort, y seguridad desde el seno hasta que él está listo para dar el paso de concluir por sí mismo. Cuando lo hace por sí mismo, sabe que consiguió algo, sabe que avanzó. Esto es un momento muy significante en su vida.
Generalmente empujamos a los niños a independizarse demasiado rápido. Dormir solos muy pronto, separase del seno muy pronto, arreglárselas sin los padres muy pronto, hacer todo muy pronto. No lo empuje, y el niño se independizará al tiempo justo. ¿Cuál es el apuro? Pronto va a irse de su casa. ¿Quiere que lo hagan a los 14?
Por supuesto que la lactancia a veces puede ser utilizada para continuar una relación de sobredependencia. Pero también lo puede ser la comida y el entrenamiento para ir al baño. El problema no es la lactancia. Este es un tema aparte.
¿Qué más?
Posiblemente el aspecto más importante en alimentar a un niño no son los beneficios nutricionales o inmunológicos, sin quitarles su importancia, es la relación tan especial que se establece entre el niño y la madre. La lactancia es una viva confirmación de un acto de amor. Esto continúa cuando el bebé crece. Ninguna persona que alguna vez observó a un niño de 2/4 años amamantar puede testificar que allí no hay algo casi mágico y especial, algo que va más allá de la comida. Un niño que esta mamando puede romper a reír sin motivo aparente. Su deleite en el seno va más allá de la simple fuente de alimento. Y si la madre se permite, la lactancia se transforma en una fuente de deleite también para ella, más allá del placer de brindar alimento. Por supuesto no es siempre genial, pero, ¿qué cosa lo es?
Y si el niño se enferma o se lastima (como realmente sucede cuando conocen a otros niños y aprenden a jugar con otros) que forma más fácil y efectiva para tranquilizar al niño que a través de la lactancia? Recuerdo noches en el departamento de emergencias, llegaban madres con su niños enfermos. Las madres cuyos hijos no tomaban el seno andaban por los pasillos tratando de consolarlos, sin mucho éxito. Mientras que los niños que tomaban el seno estaban confortados, aunque no necesariamente felices. La madre conforta al niño enfermo a través de la lactancia, y el niño conforta a la madre a través de la lactancia
Revisado Enero 2000
Escrito por Dr. Jack Newman MD, FRCPC
Traducido por Sandra D’Angelo
Criar y amar, el portal de la crianza con apego
domingo, 15 de noviembre de 2009
Ideas para educar sin violencia
IDEAS PARA EDUCAR SIN VIOLENCIA
1. OBSERVAR : Si nos anticipamos a la rabieta estaremos mas preparados para afrontarla.
2. ESCUCHAR Y COMPRENDER: lo que tu hijo quiere decirte es importante para él. Debemos tomarlos en serio. Hacerles entender de que nos hemos dado cuenta de qué es lo que quieren: “Te gusta mucho esto, verdad? pero.........”"Entiendo que quieres esto pero....""Cariño, es que así no entiendo lo que me dices, ¿te calmas un poquito y me lo pides hablando?..
3. PACIENCIA Y TRANQUILIDAD: SI PIERDO LOS NERVIOS PUEDO RECUPERARLOS...PARA ELLO TENGO LAS SIGUIENTES HERRAMIENTAS:
1) CONTAR HASTA 89432
2) REPETIR FRASES: "paciencia, paciencia, mañana a esta hora ya va a haber pasado todo"
3) CAMBIAR DE CONTEXTO: Alejarse o buscar una distracción relajante para calmarse
4) RELAJARSE: respirar hondo, yoga, spa...SI DESPUES DE TODO PIERDO LOS NERVIOS:
5) Pedir perdón y explicar nuestros sentimientos.
4. ABRAZOS
P.E: abrazarle y susurrarle cosas del estilo " que enfadado está mi chiquitín, ya le pasa, ya le pasa...", sino se deja, dejarlo desahogarse
5. HUMOR : no hay cosas que si las miran 'de lejos' parecen graciosas ??Decirle las cosas cantando o bailandoHacerlos reírDesconcertarles haciendo algo inesperado: cantar, poner caras, cambiar de sitio, pegar saltos y carreras, bailar...
6. SEGURIDAD : sentirse seguro de uno mismo y de que va a saber manejar la situaciónP.E: Sonreír y decir: yo sé que eres un buen chico y vas a hacer lo correcto.
7. COHERENCIA: si hay un “no” que sea realmente justificado y coherente. Analizar en que situaciones es realmente importante el poner limites. Vale la pena estar todo el día diciéndole NO a todo?
8. EXPLICAR: pausada y serenamente las cosas
9. CONFIAR EN EL: Mi hijo es un encanto y estoy segura de que va a hacer lo correcto
10. RELATIVIZAR: analizar la situación. Vale la pena para dos días que se vive enfadarse tanto ¿Es realmente importante esta limitación?
11. EXTRAPOLAR: El comportamiento de niño al de adulto: Si tú tienes derecho a salirte de la línea recta, tu hijo también
12. FOMENTAR LA EMPATIA: Intenta ver las cosas desde el punto de vista de tu hijo
13. CAMBIA EL CONTEXTO: Realizar otra tarea que les guste/relaje para que olviden el motivo de la rabieta.
14. RECOGIMIENTO/MEDITACION/SEPARACION: nunca como castigo, sino para desahogo, cambio de contexto o para recuperar la serenidad(no debe verse como un castigo ni ser traumática)..mejor acompañado
15. ENSEÑARLE A PONERSE EN EL LUGAR DE LOS DEMAS:“A ti te gustaría que te hicieran eso?”
16. PACTAR/NEGOCIAR
17. SI HACE ALGO REALMENTE PELIGROSO, USAR UN NO ENÉRGICO
18. SIEMPRE, SIEMPRE, HAY QUE HABLARLES A LOS NIÑOS A SU ALTURA;
AGACHARNOS O COGIENDOLOS EN BRAZOS, PERO SIEMPRE QUE SU MIRADA Y LA NUESTRA ESTE A LA MISMA ALTURA; Y MÁS EN LOS MOMENTOS DE LOS QUE ESTAMOS HABLANDO
AGACHARNOS O COGIENDOLOS EN BRAZOS, PERO SIEMPRE QUE SU MIRADA Y LA NUESTRA ESTE A LA MISMA ALTURA; Y MÁS EN LOS MOMENTOS DE LOS QUE ESTAMOS HABLANDO
19. NO CONTAGIARNOS DE SUS EMOCIONES: no ponernos a su nivel y pillarnos una rabieta nosotros también:
"quiéreme más cuando menos me lo merezco, porque es cuando más lo necesito".
IDEAS MAESTRASDescargar adrenalina: hacerle cosquillitas en la barrigota y diciéndole "como que no, bichito mío, ya veras tu, te voy a comer el culete
Ayudarles a descargar la rabia: "vaya enfado te has cogido, porque no me dibujas en este papel lo enfadado que estas?"
El cuento de la lechera. Cuando te piden insistentemente algo que no le podemos dar en ese momento, puede funcionar el montarse un cuento sobre ello en tono de complicidad y humor: "vaya cariño, me encantaría tener una varita mágica para poder hacer aparecer esto o lo otro..."Despedirse: si hay que irse y el no va a querer ayudarle a hacerse a la idea despidiéndose de las cosas: “adiós agua”, etc..
No quieres darle algo: un pelin teatrera "qué lástima, se nos han acabado, no tenemos, pero mañana acuérdate que hay que comprar"
Bloqueo: si quiere hacer algo prohibido, impedírselo interponiéndose y dejar solo que lo use aprendiendo la utilidad de ese objeto(p.e. jugar con el interruptor no, pero si hay que encender la luz, pedirle que lo haga él
Compañeros de desgracia: si no quiere hacer algo, acompañadlo en la tarea
Que pasa?: Mirar los ojos del “enrabietado”, con amor. hasta que ambos vuelvan a estar tranquilos. En silencio. Buscar señales no verbales por ver si es capricho o si le pasa algo. Luego, volver a intentarlo de nuevo.
Si no funciona, cambiar de actividad.
LA SOLUCION DEFINITIVA: CTRL+ALT+SUPR: BORRON Y CUENTA NUEVA: AMBAS PARTES COMENZAR DE CERO"Empezamos de 0?" y le doy la mano tipo” de acuerdo" o le digo "a mí no me gusta estar enfadada, prefiero estar contenta y tú?"
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sábado, 10 de octubre de 2009
La crianza con apego y la educación permisiva negligente
Por Ileana Medina Hernández ( http://www.tenemostetas.com/2009/09/la-crianza-con-apego-y-la-educacion_14.html )
Quienes defendemos la crianza con apego y la importancia del afecto en la educación de nuestros hijos, a veces sufrimos las críticas de quienes confunden el amor con una educación permisiva donde todo vale o donde a los hijos se les deja "hacer lo que quieran". "Los niños también necesitan normas" -saltan enseguida los salvaguardas del orden, con el ceño fruncido y cara de pocos amigos.
Creo importante deslindar la abismal diferencia que existe entre la crianza con apego, la educación democrática y el respeto de las necesidades y características individuales de nuestros hijos; y la educación permisiva negligente.
Hay dos maneras bien diferentes de "permitirles" a nuestros hijos hacer algo: desde la comunicación, la mirada, la presencia paterna que respeta sus necesidades, su condición de niño y su personalidad; o desde la ausencia, desde la ignorancia, desde la pereza, la comodidad o la negligencia de los padres que simplemente "pasan" de sus hijos, no les escuchan ni les conocen, no pasan tiempo con ellos, y por tanto, tampoco los respetan, simplemente los ignoran.
Creo que es muy importante hacer esta distinción para incautos. La crianza con apego se basa en el afecto, el respeto, la empatía, el tiempo dedicado y compartido con nuestros hijos. Educar es acompañar. Con coherencia, con criterio, con alegría, con cariño y con respeto por el niño pequeño.
Eso es bien diferente de la familia "permisiva" donde los niños permanecen solos una gran parte del tiempo, haciendo lo que quieren, "entretenidos" para no "molestar" al adulto, donde unas veces son regañados o reciben gritos o golpes cuando sus padres están de mal humor, y otras son consentidos o se les permite hacer lo que quieran, donde los padres están en el bar o fumando un cigarrito mientras los niños juegan solos todas las tardes en el mismo parque, donde los niños se crían solos sin apoyo y sin sostén emocional, donde no hay coherencia ni criterio educativo, donde los padres -ya sea por trabajo, por inconciencia, por pereza o por falta de recursos materiales, intelectuales y emocionales- permanecen ajenos a las auténticas necesidades del niño, y este sigue siendo huérfano de mirada y atención....
Más que de educación permisiva, me parece más adecuado hablar en este caso de educación negligente, o incluso de no educación, simplemente abandono.
El filósofo José Antonio Marina, en su reciente libro La recuperación de la autoridad: crítica de la educación permisiva y de la educación autoritaria (Versátil, 2009) ataca lo que él llama "educación permisiva", sobre todo en la figura y la obra de Françoise Dolto. Olvidando la importancia de la obra de Dolto, reconocida incluso por la Unesco, Marina arremete contra los enfoques del psicoanálisis:
"La influencia del psicoanálisis se manifiesta en la culpabilización de lasmadres. Puesto que todo está jugado desde el momento de la concepción y de laprimera infancia, es preciso encontrar un responsable. Solo puede ser quien da lavida, y prodiga los primeros cuidados y el afecto necesario, quien estáen constante relación con el niño: la madre. La madre es también la causaprimera de todos los males del niño. Esta afirmación no deja de estar presente enlos discursos de los psicoanalistas. Las madres ausentes de René Spitz; lasmadres insuficientemente buenas de David Winnicot; las madres frías deBruno Bettelheim. El último coletazo de esta idea lo representa el libro deNaouri.".
El psicoanálisis ha sido muy desprestigiado por algunos sectores científicos y minusvalorado en la mayoría de los currículos de las facultades de psicología, porque entra en los terrenos de lo NO MEDIBLE. Los científicos prefieren el conductismo y el neo-conductismo (medible experimentalmente) y el cognitivismo (que se comprueba en modelos informáticos y de inteligencia artificial). Sin embargo, creo que el psicoanálisis, despojándolo del falocentrismo de Freud, ha sido la corriente psicológica que más ha profundizado en el estudio de los afectos y las emociones y en la comprensión de la primera infancia, así como también es la producción teórica occidental que más se acerca a los principios universales de la "sabiduría perenne".
No es que "todo esté jugado en la primera infancia", es comprender la importancia que tiene la primera infancia, que es y ha sido completamente ignorada por las posturas "oficiales", que aún hoy siguen defendiendo más que nunca como la gran victoria de la "igualdad" que abandonemos a nuestras criaturas en escuelas infantiles a las 16 semanas de vida. Es darle el lugar que merece a la primera infancia, pues cada etapa se construye sobre la base de la anterior. Y si no ha sido, no importa, nunca es tarde para comenzar a respetar y a construir una relación con nuestros hijos basada en la sinceridad, el afecto, la comunicación y la presencia.
Tampoco significa culpabilizar a las madres. Si se culpabiliza a alguien, es en todo caso a la sociedad en su conjunto que no apoya ni prestigia a las madres ni a la maternidad, que está exclusivamente enfocada en la producción y no en la re-producción, que hace invisible todo lo que se sale de los circuitos de la producción y el consumo, que no invierte recursos en apoyar la primera crianza de los bebés en manos de sus propias familias, y mucho menos tiene en cuenta las necesidades afectivas de los niños pequeños.
"Según ellos, el niño se educará bien a sí mismo si lo dejamos solo. Es lo que decía Dolto" -afirma en otro lado José Antonio Marina. Nada más lejos de la realidad. Los principios de la crianza con apego se basan precisamente en la defensa crucial del afecto, de la corporalidad materna para los bebés, de la importancia de la presencia maternal y paternal a lo largo de toda la infancia y la adolescencia de nuestros hijos. Los seres humanos no somos innatamente buenos ni innatamente malos. La interacción con el entorno es lo que nos convierte en una cosa u otra.
Creo que en cuestiones de crianza, no es suficiente con buscar una "tercera vía" entre la vía autoritaria y la vía negligente, aún cuando esta sea la "autoridad personal" basada en el prestigio y la admiración que propone Marina. En crianza hay que apostar por el amor y el respeto. El amor no conoce "términos medios", aunque cada uno ve el "centro" según la cantidad y calidad de los afectos que haya recibido en su propia vida.
La crianza con apego es una forma de entender la educación infantil que ha tenido muy pocos antecedentes -escritos- en la historia de la sociedad occidental hasta hoy día.
Es criar y educar desde la implicación afectiva profunda, que comienza en la primera crianza, en la importancia del continuum con el cuerpo de la madre en los primeros meses del recién nacido, continúa con la identificación emocional en los primeros años, y sigue con la comunicación profunda toda la vida, abandonando el enfoque adultocéntrico y sustituyendo el autoritarismo, el miedo y la distancia, por el apoyo emocional, la sinceridad y el respeto por las necesidades del niño pequeño.
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Cuentos: Mamá , ¿ De qué color son los besos?
Precioso cuento , que ultimamente es el favorito de Marina antes de ir a dormir.
Un cuento muy dulce, ideal para contar antes de ir a la cama. Juega con los colores y los sentimientos. Empieza así...
"Eran pasadas las nueve cuando, como cada noche, Pablo se deslizó a la cama de su madre y se acurrucó a su lado. ¡Cómo disfrutaba de aquel calor tan familiar y a su vez tan incomparable!
La miró pensativo y le preguntó:
– Mamá, ¿de qué color son los besos?
– ¿Los besos? Vaya... pues... los besos pueden tener muchas formas y colores, y la verdad es que cambian de color según lo que nos quieren decir.
Algunos besos son pequeños, ruidosos, divertidos, y muy, muy bromistas. Estos son de un rojo brillante como...¡como las cerezas! Y nos dicen "te quiero" por tu alegría, frescor y vitalidad.
– ¡Ah, como las cerezas que nos ponemos en las orejas y parecen pendientes!– dijo Pablo."
La miró pensativo y le preguntó:
– Mamá, ¿de qué color son los besos?
– ¿Los besos? Vaya... pues... los besos pueden tener muchas formas y colores, y la verdad es que cambian de color según lo que nos quieren decir.
Algunos besos son pequeños, ruidosos, divertidos, y muy, muy bromistas. Estos son de un rojo brillante como...¡como las cerezas! Y nos dicen "te quiero" por tu alegría, frescor y vitalidad.
– ¡Ah, como las cerezas que nos ponemos en las orejas y parecen pendientes!– dijo Pablo."
jueves, 8 de octubre de 2009
miércoles, 7 de octubre de 2009
8 Hechos sobre el sueño de los niños que todos los padres deberían conocer.
Para entender mejor las formas de hacer que tu hijo quiera ir a dormirse y mantenerse dormido, he aquí algunos principios importantes sobre el sueño que todos los padres deberían entender.
1-. COMO DUERME USTED: después de vestirse o desvestirse para ir a la cama, la mayoría de los adultos se ayudan a si mismos a relajarse para el sueño, mediante varios rituales: leer, escuchar música, ver TV o teniendo sexo. (NOTA: supongo que se refiere a los que no tienen hijos, porque los que los tenemos no tenemos rituales, entramos en coma, y tenemos poco sexo en general). A medida que usted cae dormido, sus centros cerebrales superiores comienzan a descansar, permitiéndole entrar en una fase de sueño profundo llamada fase NO- REM (REM = movimientos oculares rápidos). Su cuerpo y mente están relajados durante este periodo de sueño, su cuerpo está quieto, su respiración es pausada y regular, sus músculos están flojos. Después de aproximadamente una hora y media en este estado de sueño, su cerebro comienza a despertar y trabajar, lo que le saca a usted del sueño profundo, y pasa a una fase de sueño ligero o activo, llamado sueño REM (movimientos oculares rápidos). Durante esta fase, sus ojos se mueven bajo los párpados, mientras su cerebro trabaja. Usted sueña, se da vueltas y puede incluso colocar las mantas, sin despertarse por completo. Es durante esta fase cuando usted puede despertarse por completo para, por ejemplo, ir al baño, y luego volver a la cama y volver a dormirse. Estos ciclos se alternan cada dos horas a lo largo de la noche, de forma que un adulto medio duerme unas 6 horas en sueño profundo y 2 en sueño ligero la lo largo de la noche. (NOTA: para completar la información os diré que en los primeros ciclos predomina el sueño profundo y a medida que pasa la noche se hace más largas las fases de sueño ligero). Por tanto, usted no duerme profundamente toda la noche, aunque le pueda parecer que lo hace.
2-. COMO ENTRAN LOS NIÑOS EN EL SUEÑO: está usted acunando, paseando o dando el pecho a su bebé, y sus párpados comienzan a cerrarse, y su cuerpo a relajarse en sus brazos. Sus ojos se cierran por completo, pero sus párpados continúan teniendo pequeñas contracciones y su respiración es irregular. Sus manos están flexionadas y puede que haga algunos gestos involuntarios con la cara, llamadas “muecas del sueño”. Puede incluso continuar succionando de forma parecida a un “aleteo”. Justo en el momento en que usted se flexiona para depositar a su bebé “dormido” en la cuna, para intentar salir silenciosamente de la habitación, se despierta y llora. Esto es así porque no estaba completamente dormido. Estaba aún en fase de sueño ligero cuando le puso en la cuna. Ahora pruebe a dormir a su hijo como lo haga habitualmente, pero hágalo durante un tiempo más largo (aproximadamente 20 minutos). Usted se dará cuenta que las muecas desaparecen, y la respiración del bebé se vuelve pausada y profunda, y sus músculos se relajan por completo: sus manos se abren, sus brazos y hombros cuelgan pesados: señales de sueño profundo. El niño está ahora en una fase de sueño profundo, permitiendo que usted pueda posarlo, respirando con satisfacción, porque el bebé ya está dormido.Primera lección de “ser padres por la noche”: los bebés necesitan que se les duerma, no solamente que se les deje para que se duerman. Algunos bebés pueden ser dejados somnolientos y se dormirán solos, otros necesitan que sus padres les ayuden a dormirse.La razón es que, mientras los adultos entramos directamente en la fase de sueño profundo, los niños en los primeros meses entran primero en una fase de sueño superficial. Y tras 20 minutos o más, gradualmente entran en fase de sueño profundo, del cual ya no es tan fácil despertarles. Como probablemente sabrá por experiencia, si usted trata de poner apresuradamente a su hijo en la cama durante este periodo inicial de sueño ligero, habitualmente se despiertan. Con algunos meses más algunos bebés entran con más rapidez en la fase de sueño profundo. Aprenda a reconocer las fases de sueño de su hijo. Espere a que esté profundamente dormido antes de cambiarlo de ubicación.
3-. LOS CICLOS DE SUEÑO DE LOS BEBÉS SON MÁS CORTOS QUE LOS SUYOS: permanezca “adorando” a su bebé dormido y observe su sueño. Alrededor de una hora después de haberse ido a dormir, comienza a estirarse y moverse. Sus párpados aletean, hace muecas, respira de forma irregular y los músculos se tensan. Está volviendo a entrar en una fase de sueño ligero. El tiempo de pasar del sueño profundo al ligero es un periodo vulnerable del sueño, en el que muchos bebés se despiertan si alguna circunstancia les preocupa o incomoda (como el hambre). Si el bebé no se despierta, pasará por esta fase de sueño ligero durante los siguientes 10 minutos y posteriormente entrará de nuevo en el sueño profundo. Los ciclos de sueño de los adultos duran una media de 90 minutos, los de los niños son más cortos (50-60 minutos) así que tienen un periodo de sueño vulnerable cada hora o menos. Si cuando el bebé está en esta fase usted deposita una mano consoladora en su espalda o canta una nana suave, o si el la siente próxima a el porque duerme con usted, pasará este periodo sin despertarse.Segunda lección de “ser padres por la noche”: algunos bebés necesitan que les ayuden para volverse a dormir.
Hay algunos niños que pueden pasar este periodo sin despertarse, y que, si se despiertan, pueden relajarse a si mismos para volverse a dormir. Otros necesitan una mano amiga, voz o pecho para entrar de nuevo en el sueño profundo. De estos simples hechos sobre el sueño, se deduce que uno de los objetivos de los padres por la noche es crear un entrono para dormir que ayude al bebé a pasar estos periodos vulnerables sin despertarse, para que entre de nuevo en la fase de sueño profundo.
4-. LOS BEBÉS NO DUERMEN TAN PROFUNDAMENTE COMO USTED: no solamente les lleva más tiempo dormirse y tienen periodos de sueño vulnerable con más frecuencia, sino que además, el sueño ligero dura el doble que el de un adulto. A primera vista esto no parece honrado para los padres cansados de cuidar al niño todo el día. Pero si consideramos el principio de desarrollo que dice que los bebes duermen (o no ) de la forma en que lo hacen por una razón vital, puede sernos más fácil entender las necesidades de sueño de su hijo, y desarrollar una forma de ser padres por la noche que ayude, en lugar de dañar los ritmos naturales de sueño de su hijo. Por esto estoy en contra de los “entrenadores de sueño”, que anuncian una variedad de técnicas diseñadas para que el bebé duerma toda la noche, a un precio, y con un riesgo.
5-. LOS DESPERTARES NOCTURNOS TIENEN BENEFICIOS PARA LA SUPERVIVENCIA: en los primeros meses, las necesidades de los bebés son las más altas, y su capacidad de comunicación la más baja. Suponga que un bebé durmiera profundamente durante la mayor parte del tiempo. Algunas de sus necesidades básicas quedarían descubiertas. Los bebés pequeños tienen estómagos pequeños, y la leche materna se digiere con rapidez. Si el estímulo del hambre no le despertara con facilidad, no sería bueno para su supervivencia. Si la nariz del bebé estuviera obstruida y no pudiera respirar, o tuviera frío o necesitara calor y su estado de sueño fuese profundo de forma que no pudiera comunicar sus necesidades, su supervivencia estaría comprometida.Una cosa que hemos aprendido en nuestra práctica como pediatras es que los bebés hacen lo que hacen porque están diseñados así. En el caso del sueño de los niños, las investigaciones sugieren que el sueño activo protege a los bebés. Suponga que su bebé durmiera igual que un adulto, es decir, predominantemente con sueño profundo. Suena maravilloso. Para usted, puede, pero no para un bebé. Suponga que el bebé tiene necesidad de calor, comida o tiene obstruida la vía aérea, y que el sueño es tan profundo que no le permite actuar para corregir esto problemas. Su bienestar estaría en peligro. Aparentemente los bebés vienen configurados con unos patrones de sueño que les permiten despertarse en respuesta a circunstancias que afectan a su bienestar. Creemos, y los investigadores lo confirman que las frecuentes fases de sueño REM (activo) sirven a intereses psicológicos de los bebés en los primeros meses, cuando su bienestar está más amenazado.Tercera lección de “ser padres por la noche”: intentar que un bebé duerma demasiado profundamente demasiado pronto puede no ser lo mejor en términos de desarrollo del bebé. Por esto, los nuevos padres vulnerables a los “entrenadores de sueño” no deberían sentirse presionados para hacer que sus bebés duerman demasiado profundamente demasiado pronto.
6-.LOS DESPERTARES NOCTURNOS SON BENEFICIOSOS ARA EL DESARROLLO: los investigadores del sueño creen que los bebés duermen más “inteligentemente” que los adultos. Teorizan que el sueño ligero ayuda al cerebro a desarrollarse, ya que es cerebro no descansa durante el sueño REM. De hecho el flujo sanguíneo al cerebro casi es el doble durante las fases REM. (este incremento de flujo es particularmente evidente en las áreas cerebrales que controlan automáticamente la respiración). Durante el sueño REM el cuerpo incrementa la síntesis de ciertas proteínas de los nervios, los bloques de construcción del cerebro. También se cree que el aprendizaje ocurre durante las fases activas del sueño. El cerebro puede usar este tiempo para procesar la información adquirida mientras estamos despiertos, guardando aquello que es útil y descartando lo que no lo es. Algunos investigadores del sueño, creen que el sueño REM actúa autoestimulando el cerebro en desarrollo, proveyendo imágenes beneficiosas que promocionan el desarrollo mental. Durante esta fase de sueño ligero, los centros superiores del cerebro se mantienen operativos, mientras que en el sueño profundo estos están en silencio. Es posible que durante esta etapa de crecimiento cerebral rápido (los cerebros de los bebés alcanzan el 70% del tamaño adulto durante los primeros dos años) el cerebro necesite continuar funcionando durante el sueño para desarrollarse. Es interesante anotar que los bebés prematuros pasan el 90% de sus horas de sueño en sueño REM, posiblemente para acelerar el crecimiento cerebral. Como puede ver, el periodo de la vida en el que los humanos duermen más y en el que el cerebro se desarrolla más rápidamente, es también cuando más sueño activo se tiene.
7-.MIENTRAS CRECEN, LOS BEBÉS ALCANZAN LA MADUREZ EN EL SUEÑO: “vale”, dirá usted, “entiendo este diseño en desarrollo, pero ¿Cuándo dormirá mi bebé toda la noche?”. La edad a la que los bebés se asientan (es decir: se van a dormir con facilidad y permanecen dormidos) varía ampliamente de unos niños a otros. En los primeros tres meses, los bebés pequeñitos rara vez duermen más de 4 horas seguidas, sin necesitar alimento. Los bebés pequeños tienen estómagos pequeños. Suelen dormir un total de 14-18 horas al día. Desde los 3 a los 6 meses muchos bebés comienzan a establecerse: están más despiertos por el día y algunos pueden dormir periodos de 5 horas. Es esperable en este periodo uno o dos despertares nocturnos. También observará en este periodo que las fases de sueño profundo se alargan. Los periodos vulnerables para los despertares nocturnos disminuyen y los bebés entran en el sueño profundo más rápidamente. Esto se llama maduración del sueño.Lección 4 de “ser padres por la noche”: un hecho importante a recordar es que los hábitos de sueño de su bebé son más un reflejo de su temperamento (del bebé) que del estilo de crianza que halla elegido. Mantenga en su mente que otro padres habitualmente exageran lo que duermen sus hijos, como si eso fuera una marca de buena paternidad, que no lo es. No es su culpa que el bebé se despierte.
8-. BEBÉS QUE CONTINÚAN DESPERTÁNDOSE: cando los bebes maduran a estos patrones similares al adulto de sueño, varía de unos a otros. De forma que mientras la mayoría de bebés alcanza esta madurez en algún momento durante la segunda mitad del primer año, muchos continúan despertándose. ¿La razón? estímulos dolorosos como catarros, erupción de los dientes se hacen más frecuentes. Adquisición de hitos del desarrollo como sentarse, gatear y caminar puede llevar a los bebés a practicar estas habilidades durante la noche. Después entre el año y los dos años, cuando el bebé comienza a superar estos estímulos, comienzan otras causas como la angustia de separación y las pesadillas.
De todas formas, aunque comprenda la razón por la cual los bebés son propensos a despertarse, se da cuenta que sigue siendo importante para los padres y los bebés tener un sueño reparador por las noches, de otro modo, el bebé, los padres y su relación no irán bien
Dr. William Sears, web: http://www.askdrsears.com/
1-. COMO DUERME USTED: después de vestirse o desvestirse para ir a la cama, la mayoría de los adultos se ayudan a si mismos a relajarse para el sueño, mediante varios rituales: leer, escuchar música, ver TV o teniendo sexo. (NOTA: supongo que se refiere a los que no tienen hijos, porque los que los tenemos no tenemos rituales, entramos en coma, y tenemos poco sexo en general). A medida que usted cae dormido, sus centros cerebrales superiores comienzan a descansar, permitiéndole entrar en una fase de sueño profundo llamada fase NO- REM (REM = movimientos oculares rápidos). Su cuerpo y mente están relajados durante este periodo de sueño, su cuerpo está quieto, su respiración es pausada y regular, sus músculos están flojos. Después de aproximadamente una hora y media en este estado de sueño, su cerebro comienza a despertar y trabajar, lo que le saca a usted del sueño profundo, y pasa a una fase de sueño ligero o activo, llamado sueño REM (movimientos oculares rápidos). Durante esta fase, sus ojos se mueven bajo los párpados, mientras su cerebro trabaja. Usted sueña, se da vueltas y puede incluso colocar las mantas, sin despertarse por completo. Es durante esta fase cuando usted puede despertarse por completo para, por ejemplo, ir al baño, y luego volver a la cama y volver a dormirse. Estos ciclos se alternan cada dos horas a lo largo de la noche, de forma que un adulto medio duerme unas 6 horas en sueño profundo y 2 en sueño ligero la lo largo de la noche. (NOTA: para completar la información os diré que en los primeros ciclos predomina el sueño profundo y a medida que pasa la noche se hace más largas las fases de sueño ligero). Por tanto, usted no duerme profundamente toda la noche, aunque le pueda parecer que lo hace.
2-. COMO ENTRAN LOS NIÑOS EN EL SUEÑO: está usted acunando, paseando o dando el pecho a su bebé, y sus párpados comienzan a cerrarse, y su cuerpo a relajarse en sus brazos. Sus ojos se cierran por completo, pero sus párpados continúan teniendo pequeñas contracciones y su respiración es irregular. Sus manos están flexionadas y puede que haga algunos gestos involuntarios con la cara, llamadas “muecas del sueño”. Puede incluso continuar succionando de forma parecida a un “aleteo”. Justo en el momento en que usted se flexiona para depositar a su bebé “dormido” en la cuna, para intentar salir silenciosamente de la habitación, se despierta y llora. Esto es así porque no estaba completamente dormido. Estaba aún en fase de sueño ligero cuando le puso en la cuna. Ahora pruebe a dormir a su hijo como lo haga habitualmente, pero hágalo durante un tiempo más largo (aproximadamente 20 minutos). Usted se dará cuenta que las muecas desaparecen, y la respiración del bebé se vuelve pausada y profunda, y sus músculos se relajan por completo: sus manos se abren, sus brazos y hombros cuelgan pesados: señales de sueño profundo. El niño está ahora en una fase de sueño profundo, permitiendo que usted pueda posarlo, respirando con satisfacción, porque el bebé ya está dormido.Primera lección de “ser padres por la noche”: los bebés necesitan que se les duerma, no solamente que se les deje para que se duerman. Algunos bebés pueden ser dejados somnolientos y se dormirán solos, otros necesitan que sus padres les ayuden a dormirse.La razón es que, mientras los adultos entramos directamente en la fase de sueño profundo, los niños en los primeros meses entran primero en una fase de sueño superficial. Y tras 20 minutos o más, gradualmente entran en fase de sueño profundo, del cual ya no es tan fácil despertarles. Como probablemente sabrá por experiencia, si usted trata de poner apresuradamente a su hijo en la cama durante este periodo inicial de sueño ligero, habitualmente se despiertan. Con algunos meses más algunos bebés entran con más rapidez en la fase de sueño profundo. Aprenda a reconocer las fases de sueño de su hijo. Espere a que esté profundamente dormido antes de cambiarlo de ubicación.
3-. LOS CICLOS DE SUEÑO DE LOS BEBÉS SON MÁS CORTOS QUE LOS SUYOS: permanezca “adorando” a su bebé dormido y observe su sueño. Alrededor de una hora después de haberse ido a dormir, comienza a estirarse y moverse. Sus párpados aletean, hace muecas, respira de forma irregular y los músculos se tensan. Está volviendo a entrar en una fase de sueño ligero. El tiempo de pasar del sueño profundo al ligero es un periodo vulnerable del sueño, en el que muchos bebés se despiertan si alguna circunstancia les preocupa o incomoda (como el hambre). Si el bebé no se despierta, pasará por esta fase de sueño ligero durante los siguientes 10 minutos y posteriormente entrará de nuevo en el sueño profundo. Los ciclos de sueño de los adultos duran una media de 90 minutos, los de los niños son más cortos (50-60 minutos) así que tienen un periodo de sueño vulnerable cada hora o menos. Si cuando el bebé está en esta fase usted deposita una mano consoladora en su espalda o canta una nana suave, o si el la siente próxima a el porque duerme con usted, pasará este periodo sin despertarse.Segunda lección de “ser padres por la noche”: algunos bebés necesitan que les ayuden para volverse a dormir.
Hay algunos niños que pueden pasar este periodo sin despertarse, y que, si se despiertan, pueden relajarse a si mismos para volverse a dormir. Otros necesitan una mano amiga, voz o pecho para entrar de nuevo en el sueño profundo. De estos simples hechos sobre el sueño, se deduce que uno de los objetivos de los padres por la noche es crear un entrono para dormir que ayude al bebé a pasar estos periodos vulnerables sin despertarse, para que entre de nuevo en la fase de sueño profundo.
4-. LOS BEBÉS NO DUERMEN TAN PROFUNDAMENTE COMO USTED: no solamente les lleva más tiempo dormirse y tienen periodos de sueño vulnerable con más frecuencia, sino que además, el sueño ligero dura el doble que el de un adulto. A primera vista esto no parece honrado para los padres cansados de cuidar al niño todo el día. Pero si consideramos el principio de desarrollo que dice que los bebes duermen (o no ) de la forma en que lo hacen por una razón vital, puede sernos más fácil entender las necesidades de sueño de su hijo, y desarrollar una forma de ser padres por la noche que ayude, en lugar de dañar los ritmos naturales de sueño de su hijo. Por esto estoy en contra de los “entrenadores de sueño”, que anuncian una variedad de técnicas diseñadas para que el bebé duerma toda la noche, a un precio, y con un riesgo.
5-. LOS DESPERTARES NOCTURNOS TIENEN BENEFICIOS PARA LA SUPERVIVENCIA: en los primeros meses, las necesidades de los bebés son las más altas, y su capacidad de comunicación la más baja. Suponga que un bebé durmiera profundamente durante la mayor parte del tiempo. Algunas de sus necesidades básicas quedarían descubiertas. Los bebés pequeños tienen estómagos pequeños, y la leche materna se digiere con rapidez. Si el estímulo del hambre no le despertara con facilidad, no sería bueno para su supervivencia. Si la nariz del bebé estuviera obstruida y no pudiera respirar, o tuviera frío o necesitara calor y su estado de sueño fuese profundo de forma que no pudiera comunicar sus necesidades, su supervivencia estaría comprometida.Una cosa que hemos aprendido en nuestra práctica como pediatras es que los bebés hacen lo que hacen porque están diseñados así. En el caso del sueño de los niños, las investigaciones sugieren que el sueño activo protege a los bebés. Suponga que su bebé durmiera igual que un adulto, es decir, predominantemente con sueño profundo. Suena maravilloso. Para usted, puede, pero no para un bebé. Suponga que el bebé tiene necesidad de calor, comida o tiene obstruida la vía aérea, y que el sueño es tan profundo que no le permite actuar para corregir esto problemas. Su bienestar estaría en peligro. Aparentemente los bebés vienen configurados con unos patrones de sueño que les permiten despertarse en respuesta a circunstancias que afectan a su bienestar. Creemos, y los investigadores lo confirman que las frecuentes fases de sueño REM (activo) sirven a intereses psicológicos de los bebés en los primeros meses, cuando su bienestar está más amenazado.Tercera lección de “ser padres por la noche”: intentar que un bebé duerma demasiado profundamente demasiado pronto puede no ser lo mejor en términos de desarrollo del bebé. Por esto, los nuevos padres vulnerables a los “entrenadores de sueño” no deberían sentirse presionados para hacer que sus bebés duerman demasiado profundamente demasiado pronto.
6-.LOS DESPERTARES NOCTURNOS SON BENEFICIOSOS ARA EL DESARROLLO: los investigadores del sueño creen que los bebés duermen más “inteligentemente” que los adultos. Teorizan que el sueño ligero ayuda al cerebro a desarrollarse, ya que es cerebro no descansa durante el sueño REM. De hecho el flujo sanguíneo al cerebro casi es el doble durante las fases REM. (este incremento de flujo es particularmente evidente en las áreas cerebrales que controlan automáticamente la respiración). Durante el sueño REM el cuerpo incrementa la síntesis de ciertas proteínas de los nervios, los bloques de construcción del cerebro. También se cree que el aprendizaje ocurre durante las fases activas del sueño. El cerebro puede usar este tiempo para procesar la información adquirida mientras estamos despiertos, guardando aquello que es útil y descartando lo que no lo es. Algunos investigadores del sueño, creen que el sueño REM actúa autoestimulando el cerebro en desarrollo, proveyendo imágenes beneficiosas que promocionan el desarrollo mental. Durante esta fase de sueño ligero, los centros superiores del cerebro se mantienen operativos, mientras que en el sueño profundo estos están en silencio. Es posible que durante esta etapa de crecimiento cerebral rápido (los cerebros de los bebés alcanzan el 70% del tamaño adulto durante los primeros dos años) el cerebro necesite continuar funcionando durante el sueño para desarrollarse. Es interesante anotar que los bebés prematuros pasan el 90% de sus horas de sueño en sueño REM, posiblemente para acelerar el crecimiento cerebral. Como puede ver, el periodo de la vida en el que los humanos duermen más y en el que el cerebro se desarrolla más rápidamente, es también cuando más sueño activo se tiene.
7-.MIENTRAS CRECEN, LOS BEBÉS ALCANZAN LA MADUREZ EN EL SUEÑO: “vale”, dirá usted, “entiendo este diseño en desarrollo, pero ¿Cuándo dormirá mi bebé toda la noche?”. La edad a la que los bebés se asientan (es decir: se van a dormir con facilidad y permanecen dormidos) varía ampliamente de unos niños a otros. En los primeros tres meses, los bebés pequeñitos rara vez duermen más de 4 horas seguidas, sin necesitar alimento. Los bebés pequeños tienen estómagos pequeños. Suelen dormir un total de 14-18 horas al día. Desde los 3 a los 6 meses muchos bebés comienzan a establecerse: están más despiertos por el día y algunos pueden dormir periodos de 5 horas. Es esperable en este periodo uno o dos despertares nocturnos. También observará en este periodo que las fases de sueño profundo se alargan. Los periodos vulnerables para los despertares nocturnos disminuyen y los bebés entran en el sueño profundo más rápidamente. Esto se llama maduración del sueño.Lección 4 de “ser padres por la noche”: un hecho importante a recordar es que los hábitos de sueño de su bebé son más un reflejo de su temperamento (del bebé) que del estilo de crianza que halla elegido. Mantenga en su mente que otro padres habitualmente exageran lo que duermen sus hijos, como si eso fuera una marca de buena paternidad, que no lo es. No es su culpa que el bebé se despierte.
8-. BEBÉS QUE CONTINÚAN DESPERTÁNDOSE: cando los bebes maduran a estos patrones similares al adulto de sueño, varía de unos a otros. De forma que mientras la mayoría de bebés alcanza esta madurez en algún momento durante la segunda mitad del primer año, muchos continúan despertándose. ¿La razón? estímulos dolorosos como catarros, erupción de los dientes se hacen más frecuentes. Adquisición de hitos del desarrollo como sentarse, gatear y caminar puede llevar a los bebés a practicar estas habilidades durante la noche. Después entre el año y los dos años, cuando el bebé comienza a superar estos estímulos, comienzan otras causas como la angustia de separación y las pesadillas.
De todas formas, aunque comprenda la razón por la cual los bebés son propensos a despertarse, se da cuenta que sigue siendo importante para los padres y los bebés tener un sueño reparador por las noches, de otro modo, el bebé, los padres y su relación no irán bien
Dr. William Sears, web: http://www.askdrsears.com/
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La educación de los niños
Texto de Gustavo Martin Garzo
En una ocasión, Fabricio Caivano, el fundador de Cuadernos de Pedagogía, le preguntó a Gabriel García Márquez acerca de la educación de los niños. "Lo único importante, le contestó el autor de Cien años de soledad, es encontrar el juguete que llevan dentro". Cada niño llevaría uno distinto y todo consistiría en descubrir cuál era y ponerse a jugar con él. García Márquez había sido un estudiante bastante desastroso hasta que un maestro se dio cuenta de su amor por la lectura y, a partir de entonces, todo fue miel sobre hojuelas, pues ese juguete eran las palabras. Es una idea que vincula la educación con el juego. Según ella, educar consistiría en encontrar el tipo de juego que debemos jugar con cada niño, ese juego en que está implicado su propio ser.Pero hablar de juego es hablar de disfrute, y una idea así reivindica la felicidad y el amor como base de la educación.
Un niño feliz no sólo es más alegre y tranquilo, sino que es más susceptible de ser educado, porque la felicidad le hace creer que el mundo no es un lugar sombrío, hecho sólo para su mal, sino un lugar en el que merece la pena estar, por extraño que pueda parecer muchas veces. Y no creo que haya una manera mejor de educar a un niño que hacer que se sienta querido. Y el amor es básicamente tratar de ponerse en su lugar. Querer saber lo que los niños son. No es una tarea sencilla, al menos para muchos adultos. Por eso prefiero a los padres consentidores que a los que se empeñan en decirles en todo momento a sus hijos lo que deben hacer, o a los que no se preocupan para nada de ellos.
Consentir significa mimar, ser indulgente, pero también, otorgar, obligarse. Querer para el que amamos el bien. Tiene sus peligros, pero creo que éstos son menos letales que los peligros del rigor o de la indiferencia.Y hay adultos que tienen el maravilloso don de saber ponerse en el lugar de los niños. Ese don es un regalo del amor. Basta con amar a alguien para desear conocerle y querer acercase a su mundo. Y la habilidad en tratar a los niños sólo puede provenir de haber visitado el lugar en que éstos suelen vivir. Ese lugar no se parece al nuestro, y por eso tantos adultos se equivocan al pedir a los pequeños cosas que no están en condiciones de hacer.
¿Pediríamos a un pájaro que dejara de volar, a un monito que no se subiera a los árboles, a una abeja que no se fuera en busca de las flores? No, no se lo pediríamos, porque no está en su naturaleza el obedecernos. Y los niños están locos, como lo están todos los que viven al comienzo de algo. Una vida tocada por la locura es una vida abierta a nuevos principios, y por eso debe ser vigilada y querida.
Y hay adultos que no sólo entienden esa locura de los niños, sino quese deleitan con ella. San Agustín distinguía entre usar y disfrutar. Usábamos de las cosas del mundo, disfrutábamos de nuestro diálogo con la divinidad. Educar es distinto a adiestrar. Educar es dar vida, comprender que el dios del santo se esconde en la realidad, sobre todo en los niños.En El guardián entre el centeno, el muchacho protagonista se imagina un campo donde juegan los niños y dice que es eso lo que le gustaría ser, alguien que escondido entre el centeno los vigila en sus juegos.
El campo está al lado de un abismo, y su tarea es evitar que los niños puedan acercarse más de la cuenta y caerse. "En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos". El protagonista de la novela de Salinger no les dice que se alejen de allí, no se opone a que jueguen en el centeno. Entiende que ésa es su naturaleza, y sólo se ocupa de vigilarlos, y acudir cuando se exponen más de lo tolerable al peligro.
Vigilar no se opone a consentir, sólo consiste en corregir un poco nuestra locura.Creo que los padres que de verdad aman a sus hijos, que están contentos con que hayan nacido, y que disfrutan con su compañía, lo tienen casi todo hecho. Sólo tienen que ser un poco precavidos, y combatir los excesos de su amor. No es difícil, pues los efectos de esos excesos son mucho menos graves que los de la indiferencia o el desprecio. El niño amado siempre tendrá más recursos para enfrentarse a los problemas de la vida que el que no lo ha sido nunca.En su reciente libro de me-morias, Esther Tusquets nos cuenta que el problema de su vida fue no sentirse suficientemente amada por su madre.
Ella piensa que el niño que se siente querido de pequeño puede con todo. "Yo no me sentí querida y me he pasado toda la vida mendigando amor. Una pesadez". Pero la mejor defensa de esta educación del amor que he leído en estos últimos tiempos se encuentra en el libro del colombiano Héctor Abad Faciolince, El olvido que seremos. Es un libro sobre el misterio de la bondad, en el que puede leerse una frase que debería aparecer en la puerta de todas las escuelas: "El mejor método de educación es la felicidad". "Mi papá siempre pensó -escribe Faciolince-, y yo le creo y lo imito, que mimar a los hijos es el mejor sistema educativo". Y unas líneas más abajo añade: "Ahora pienso que la única receta para poder soportar lo dura que es la vida al cabo de los años, es haber recibido en la infancia mucho amor de los padres. Sin ese amor exagerado que me dio mi papá, yo hubiera sido mucho menos feliz".Los hermanos Grimm son especialistas en buenos comienzos, y el de Caperucita Roja es uno de los más hermosos de todos. "Érase una vez una pequeña y dulce muchachita que en cuanto se la veía se la amaba. Pero sobre todo la quería su abuela, que no sabía qué darle a la niña.
Un buen día le regaló una caperucita de terciopelo rojo, y como le sentaba muy bien y no quería llevar otra cosa, la llamaron Caperucita Roja". Una niña a los que todos miman, y a la que su abuela, que la ama sin medida, regala una caperuza de terciopelo rojo. Una caperuza que le sentaba tan bien que no quería llevar otra cosa. Siempre que veo en revistas o reportajes los rostros de tantos niños abandonados o maltratados, me acuerdo de este cuento y me digo que todos los niños del mundo deberían llevar una caperuza así, aunque luego algún agua-fiestas pudiera acusar a sus padres de mimarles en exceso.
Esa caperuza es la prueba de su felicidad, de que son queridos con locura por alguien, y lo verdaderamente peligroso es que vayan por el mundo sin ella. "Si quieres que tu hijo sea bueno -escribió Héctor Abad Gómez, el padre tan amado de Faciolince-, hazlo feliz, si quieres que sea mejor, hazlo más feliz. Los hacemos felices para que sean buenos y para que luego su bondad aumente su felicidad".
En una ocasión, Fabricio Caivano, el fundador de Cuadernos de Pedagogía, le preguntó a Gabriel García Márquez acerca de la educación de los niños. "Lo único importante, le contestó el autor de Cien años de soledad, es encontrar el juguete que llevan dentro". Cada niño llevaría uno distinto y todo consistiría en descubrir cuál era y ponerse a jugar con él. García Márquez había sido un estudiante bastante desastroso hasta que un maestro se dio cuenta de su amor por la lectura y, a partir de entonces, todo fue miel sobre hojuelas, pues ese juguete eran las palabras. Es una idea que vincula la educación con el juego. Según ella, educar consistiría en encontrar el tipo de juego que debemos jugar con cada niño, ese juego en que está implicado su propio ser.Pero hablar de juego es hablar de disfrute, y una idea así reivindica la felicidad y el amor como base de la educación.
Un niño feliz no sólo es más alegre y tranquilo, sino que es más susceptible de ser educado, porque la felicidad le hace creer que el mundo no es un lugar sombrío, hecho sólo para su mal, sino un lugar en el que merece la pena estar, por extraño que pueda parecer muchas veces. Y no creo que haya una manera mejor de educar a un niño que hacer que se sienta querido. Y el amor es básicamente tratar de ponerse en su lugar. Querer saber lo que los niños son. No es una tarea sencilla, al menos para muchos adultos. Por eso prefiero a los padres consentidores que a los que se empeñan en decirles en todo momento a sus hijos lo que deben hacer, o a los que no se preocupan para nada de ellos.
Consentir significa mimar, ser indulgente, pero también, otorgar, obligarse. Querer para el que amamos el bien. Tiene sus peligros, pero creo que éstos son menos letales que los peligros del rigor o de la indiferencia.Y hay adultos que tienen el maravilloso don de saber ponerse en el lugar de los niños. Ese don es un regalo del amor. Basta con amar a alguien para desear conocerle y querer acercase a su mundo. Y la habilidad en tratar a los niños sólo puede provenir de haber visitado el lugar en que éstos suelen vivir. Ese lugar no se parece al nuestro, y por eso tantos adultos se equivocan al pedir a los pequeños cosas que no están en condiciones de hacer.
¿Pediríamos a un pájaro que dejara de volar, a un monito que no se subiera a los árboles, a una abeja que no se fuera en busca de las flores? No, no se lo pediríamos, porque no está en su naturaleza el obedecernos. Y los niños están locos, como lo están todos los que viven al comienzo de algo. Una vida tocada por la locura es una vida abierta a nuevos principios, y por eso debe ser vigilada y querida.
Y hay adultos que no sólo entienden esa locura de los niños, sino quese deleitan con ella. San Agustín distinguía entre usar y disfrutar. Usábamos de las cosas del mundo, disfrutábamos de nuestro diálogo con la divinidad. Educar es distinto a adiestrar. Educar es dar vida, comprender que el dios del santo se esconde en la realidad, sobre todo en los niños.En El guardián entre el centeno, el muchacho protagonista se imagina un campo donde juegan los niños y dice que es eso lo que le gustaría ser, alguien que escondido entre el centeno los vigila en sus juegos.
El campo está al lado de un abismo, y su tarea es evitar que los niños puedan acercarse más de la cuenta y caerse. "En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos". El protagonista de la novela de Salinger no les dice que se alejen de allí, no se opone a que jueguen en el centeno. Entiende que ésa es su naturaleza, y sólo se ocupa de vigilarlos, y acudir cuando se exponen más de lo tolerable al peligro.
Vigilar no se opone a consentir, sólo consiste en corregir un poco nuestra locura.Creo que los padres que de verdad aman a sus hijos, que están contentos con que hayan nacido, y que disfrutan con su compañía, lo tienen casi todo hecho. Sólo tienen que ser un poco precavidos, y combatir los excesos de su amor. No es difícil, pues los efectos de esos excesos son mucho menos graves que los de la indiferencia o el desprecio. El niño amado siempre tendrá más recursos para enfrentarse a los problemas de la vida que el que no lo ha sido nunca.En su reciente libro de me-morias, Esther Tusquets nos cuenta que el problema de su vida fue no sentirse suficientemente amada por su madre.
Ella piensa que el niño que se siente querido de pequeño puede con todo. "Yo no me sentí querida y me he pasado toda la vida mendigando amor. Una pesadez". Pero la mejor defensa de esta educación del amor que he leído en estos últimos tiempos se encuentra en el libro del colombiano Héctor Abad Faciolince, El olvido que seremos. Es un libro sobre el misterio de la bondad, en el que puede leerse una frase que debería aparecer en la puerta de todas las escuelas: "El mejor método de educación es la felicidad". "Mi papá siempre pensó -escribe Faciolince-, y yo le creo y lo imito, que mimar a los hijos es el mejor sistema educativo". Y unas líneas más abajo añade: "Ahora pienso que la única receta para poder soportar lo dura que es la vida al cabo de los años, es haber recibido en la infancia mucho amor de los padres. Sin ese amor exagerado que me dio mi papá, yo hubiera sido mucho menos feliz".Los hermanos Grimm son especialistas en buenos comienzos, y el de Caperucita Roja es uno de los más hermosos de todos. "Érase una vez una pequeña y dulce muchachita que en cuanto se la veía se la amaba. Pero sobre todo la quería su abuela, que no sabía qué darle a la niña.
Un buen día le regaló una caperucita de terciopelo rojo, y como le sentaba muy bien y no quería llevar otra cosa, la llamaron Caperucita Roja". Una niña a los que todos miman, y a la que su abuela, que la ama sin medida, regala una caperuza de terciopelo rojo. Una caperuza que le sentaba tan bien que no quería llevar otra cosa. Siempre que veo en revistas o reportajes los rostros de tantos niños abandonados o maltratados, me acuerdo de este cuento y me digo que todos los niños del mundo deberían llevar una caperuza así, aunque luego algún agua-fiestas pudiera acusar a sus padres de mimarles en exceso.
Esa caperuza es la prueba de su felicidad, de que son queridos con locura por alguien, y lo verdaderamente peligroso es que vayan por el mundo sin ella. "Si quieres que tu hijo sea bueno -escribió Héctor Abad Gómez, el padre tan amado de Faciolince-, hazlo feliz, si quieres que sea mejor, hazlo más feliz. Los hacemos felices para que sean buenos y para que luego su bondad aumente su felicidad".
domingo, 1 de febrero de 2009
No dejar llorar (Carlos González)
Está muy extendida la teoría de que a los niños (2 o 3 años) hay que dejarlos solos cuando tienen una rabieta. Claro, en la versión "progre" del tema se dice que al niño se le deja desahogarse, pero el resultado es el mismo (le dejas solo y llorando) que en la versión tradicional: "no es más que teatro, así que hay que quitarle el público", o en la conductista: "aislado en tiempo de exclusión hasta que aprenda a comportarse como es debido".
Quizás parte del éxito de algunas de las teorías de "dejar llorar" viene de una confusión semántica: "no (dejar llorar)" frente a "(no dejar) llorar". Me explico. Cuando yo digo que no hay que dejar llorar a un niño lo que estoy diciendo es que los padres no tienen que hacer una actividad denominada "dejar llorar", actividad que consiste en pasar de un niño que llora y no hacerle caso. Yo no estoy prohibiendo nada al niño, en todo caso estoy "prohibiendo" a los padres que le "dejen llorar". En cambio algunas personas lo que dicen es algo muy distinto, que el niño no debe hacer una actividad denominada "llorar", que los padres deben impedírselo, prohibírselo, incluso castigarlo por ello. Eso, claro, me parece una barbaridad.
Es una actitud mucho más extendida de lo que parece. Miles de veces, en vez de intentar consolar de forma adecuada a un niño (cogiéndolo en brazos, o dándole teta, o preguntándole qué le pasa, o diciendo "pobrecito, qué pupa más grande" o "sana sana culito de rana" o reconociendo el problema "sí, qué rabia, tenemos que irnos del parque porque es muy tarde, menos mal que mañana podremos volver..."), se le dicen con la mejor de las intenciones cosas como "no llores, que te pones muy feo", o "qué vergüenza, un niño tan grande y llorando", o "no llores, que los niños valientes no lloran", o "no llores que pareces una nena" o "me duele la cabeza de oírte llorar", o "este señor se va a enfadar si lloras", o "cállate de una vez", o "me tienes harto con tus llantos".
Todos estos son ejemplos, unos más suaves y otros más bestias, de "(no dejar) llorar". Claro, a todos se nos ha escapado alguna vez, y por una vez no tiene importancia; pero imagínense lo que es que cada vez que lloras, sea cual sea el motivo, te digan que te pones feo. ¿Qué va a sentir, cuando sea mayor, una persona educada así? ¿Qué comprensión, qué empatía, podrá sentir por el dolor ajeno, por el llanto de sus propios hijos? Le estamos diciendo que la belleza es el valor supremo, y que uno tiene incluso que reprimir sus propios sentimientos para poder ser "guapo" y por tanto aceptado socialmente.
Lo mismo que, cuando dejamos solo a un niño con una rabieta, cuando deliberadamente nos vamos de la habitación, o lo enviamos sólo a una habitación, le estamos enseñando que el dolor no es socialmente aceptable, que una persona bien educada no "se deja llevar" por sus sentimientos en público.
Otra cosa sería un niño mayor (o adolescente) que deliberadamente se va a llorar solo. También hay que demostrarle que tiene derecho a aislarse, si eso es lo que desea. No salgas corriendo detrás, no le digas que "es de mala educación" y que "no puede levantarse de la mesa"... pero puedes, al cabo de un tiempo prudencial, acercarte, decir algo, y seguir o retirarte según su respuesta.
Cuando mis hijos tenían rabietas, lo probaba todo. Es cierto que en algunos casos parece que no quieran ser consolados: si les hablas o les preguntas, lloran aún más fuerte o te insultan, si intentas cogerles en brazos se resisten y patalean, si les tocas te pegan. En esas circunstancias, es muy humano sentir la tentación de decir: "¿Y encima me pegas? ¡Pues me voy y te j....! ¡Yo no tengo por qué aguantar esto!" Sentimiento que muchos intentarán racionalizar (pues la capacidad del ser humano para engañarse así mismo parece ser aún mayor que su capacidad para dejarse engañar por otros) con argumentos como "es mejor que se desahogue" o "no es un castigo, es aplicar las consecuencias lógicas, debe aprender que si insulta y pega nadie querrá estar con él". Es muy humano reaccionar así, pero ¿no es un poco "infantil"? ¿No debería un adulto, que encima es padre, tener más herramientas que un niño de tres años para canalizar la ira y para mantener la compostura en situaciones difíciles?
Es un poco como si hubiera un individuo de pie en una cornisa, amenazando con tirarse de un octavo piso, diciendo a los bomberos: "si se acercan, me tiro", y los bomberos dijeran, "bueno, hemos hecho lo que hemos podido; si se pone en plan imbécil no tenemos por qué aguantarle las impertinencias" y se fueran.
Supongo que cada niño es distinto, y que cada familia encontrará su propia estrategia. A nosotros nos iba muy bien, en las rabietas más terribles, alejarnos un poco y ponernos a hablar del niño en voz alta: "¿Sabes, Mamá, que ayer llevé a María a ver a Abuela? - ¿Ah, sí, fuisteis a ver a Abuela? - Si, y María estuvo ayudando a Abuela a preparar un pastel - ¿María ya sabe cocinar? - Sí, lo hizo muy bien, dijo Abuela que nunca había quedado la masa tan bien revuelta, sin ningún grumo de harina..." A medida que vamos hablando, notamos como María deja de llorar para poder oír mejor. "¿Y con qué hicieron la masa del pastel? - Pues con harina, leche, huevos, levadura, y... a ver si me acuerdo, había otra cosa..." Y de pronto María interviene: "-Y limón rallado, lo rallé yo". A partir de ahí, la rabieta puede darse por concluida, siempre y cuando los padres sigan disimulando un rato y eviten la mezquina tentación de vengarse: "Ah, conque ahora hablas, creí que sólo sabías llorar", o "No me interesa lo que digas, si tú no me querías oír a mí, yo tampoco te quiero oír a ti", o "Ahora que has dejado de llorar, ¿me puedes explicar qué te pasaba?"...
Es asombroso la cantidad de padres que sienten (sentimos) la ridícula necesidad de decir la última palabra, de ajustar cuentas, de dejar bien claro quién se ha portado mal y quién se ha portado bien, la necesidad no sólo de vencer, sino de humillar al vencido. Que el mentiroso confiese, que el culpable pida perdón, que el desobediente obedezca... Supongo que son frustraciones sin resolver de nuestra propia infancia, que nos creemos con derecho a exigir de nuestros hijos absoluta sumisión porque sabemos que jamás la obtendremos ni de nuestros padres, ni de nuestro cónyuge, ni de nuestros amigos, ni de nuestros jefes, ni de nuestros subordinados, ni del gobierno...
Quizás parte del éxito de algunas de las teorías de "dejar llorar" viene de una confusión semántica: "no (dejar llorar)" frente a "(no dejar) llorar". Me explico. Cuando yo digo que no hay que dejar llorar a un niño lo que estoy diciendo es que los padres no tienen que hacer una actividad denominada "dejar llorar", actividad que consiste en pasar de un niño que llora y no hacerle caso. Yo no estoy prohibiendo nada al niño, en todo caso estoy "prohibiendo" a los padres que le "dejen llorar". En cambio algunas personas lo que dicen es algo muy distinto, que el niño no debe hacer una actividad denominada "llorar", que los padres deben impedírselo, prohibírselo, incluso castigarlo por ello. Eso, claro, me parece una barbaridad.
Es una actitud mucho más extendida de lo que parece. Miles de veces, en vez de intentar consolar de forma adecuada a un niño (cogiéndolo en brazos, o dándole teta, o preguntándole qué le pasa, o diciendo "pobrecito, qué pupa más grande" o "sana sana culito de rana" o reconociendo el problema "sí, qué rabia, tenemos que irnos del parque porque es muy tarde, menos mal que mañana podremos volver..."), se le dicen con la mejor de las intenciones cosas como "no llores, que te pones muy feo", o "qué vergüenza, un niño tan grande y llorando", o "no llores, que los niños valientes no lloran", o "no llores que pareces una nena" o "me duele la cabeza de oírte llorar", o "este señor se va a enfadar si lloras", o "cállate de una vez", o "me tienes harto con tus llantos".
Todos estos son ejemplos, unos más suaves y otros más bestias, de "(no dejar) llorar". Claro, a todos se nos ha escapado alguna vez, y por una vez no tiene importancia; pero imagínense lo que es que cada vez que lloras, sea cual sea el motivo, te digan que te pones feo. ¿Qué va a sentir, cuando sea mayor, una persona educada así? ¿Qué comprensión, qué empatía, podrá sentir por el dolor ajeno, por el llanto de sus propios hijos? Le estamos diciendo que la belleza es el valor supremo, y que uno tiene incluso que reprimir sus propios sentimientos para poder ser "guapo" y por tanto aceptado socialmente.
Lo mismo que, cuando dejamos solo a un niño con una rabieta, cuando deliberadamente nos vamos de la habitación, o lo enviamos sólo a una habitación, le estamos enseñando que el dolor no es socialmente aceptable, que una persona bien educada no "se deja llevar" por sus sentimientos en público.
Otra cosa sería un niño mayor (o adolescente) que deliberadamente se va a llorar solo. También hay que demostrarle que tiene derecho a aislarse, si eso es lo que desea. No salgas corriendo detrás, no le digas que "es de mala educación" y que "no puede levantarse de la mesa"... pero puedes, al cabo de un tiempo prudencial, acercarte, decir algo, y seguir o retirarte según su respuesta.
Cuando mis hijos tenían rabietas, lo probaba todo. Es cierto que en algunos casos parece que no quieran ser consolados: si les hablas o les preguntas, lloran aún más fuerte o te insultan, si intentas cogerles en brazos se resisten y patalean, si les tocas te pegan. En esas circunstancias, es muy humano sentir la tentación de decir: "¿Y encima me pegas? ¡Pues me voy y te j....! ¡Yo no tengo por qué aguantar esto!" Sentimiento que muchos intentarán racionalizar (pues la capacidad del ser humano para engañarse así mismo parece ser aún mayor que su capacidad para dejarse engañar por otros) con argumentos como "es mejor que se desahogue" o "no es un castigo, es aplicar las consecuencias lógicas, debe aprender que si insulta y pega nadie querrá estar con él". Es muy humano reaccionar así, pero ¿no es un poco "infantil"? ¿No debería un adulto, que encima es padre, tener más herramientas que un niño de tres años para canalizar la ira y para mantener la compostura en situaciones difíciles?
Es un poco como si hubiera un individuo de pie en una cornisa, amenazando con tirarse de un octavo piso, diciendo a los bomberos: "si se acercan, me tiro", y los bomberos dijeran, "bueno, hemos hecho lo que hemos podido; si se pone en plan imbécil no tenemos por qué aguantarle las impertinencias" y se fueran.
Supongo que cada niño es distinto, y que cada familia encontrará su propia estrategia. A nosotros nos iba muy bien, en las rabietas más terribles, alejarnos un poco y ponernos a hablar del niño en voz alta: "¿Sabes, Mamá, que ayer llevé a María a ver a Abuela? - ¿Ah, sí, fuisteis a ver a Abuela? - Si, y María estuvo ayudando a Abuela a preparar un pastel - ¿María ya sabe cocinar? - Sí, lo hizo muy bien, dijo Abuela que nunca había quedado la masa tan bien revuelta, sin ningún grumo de harina..." A medida que vamos hablando, notamos como María deja de llorar para poder oír mejor. "¿Y con qué hicieron la masa del pastel? - Pues con harina, leche, huevos, levadura, y... a ver si me acuerdo, había otra cosa..." Y de pronto María interviene: "-Y limón rallado, lo rallé yo". A partir de ahí, la rabieta puede darse por concluida, siempre y cuando los padres sigan disimulando un rato y eviten la mezquina tentación de vengarse: "Ah, conque ahora hablas, creí que sólo sabías llorar", o "No me interesa lo que digas, si tú no me querías oír a mí, yo tampoco te quiero oír a ti", o "Ahora que has dejado de llorar, ¿me puedes explicar qué te pasaba?"...
Es asombroso la cantidad de padres que sienten (sentimos) la ridícula necesidad de decir la última palabra, de ajustar cuentas, de dejar bien claro quién se ha portado mal y quién se ha portado bien, la necesidad no sólo de vencer, sino de humillar al vencido. Que el mentiroso confiese, que el culpable pida perdón, que el desobediente obedezca... Supongo que son frustraciones sin resolver de nuestra propia infancia, que nos creemos con derecho a exigir de nuestros hijos absoluta sumisión porque sabemos que jamás la obtendremos ni de nuestros padres, ni de nuestro cónyuge, ni de nuestros amigos, ni de nuestros jefes, ni de nuestros subordinados, ni del gobierno...
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martes, 16 de diciembre de 2008
Has sido bueno?
www.hassidobueno.org
Fuente: www.hassidobueno.org
Queridos Reyes Magos, este año queremos haceros una petición muy especial, que si nos concedéis, puede ayudar a cambiar para siempre esta fiesta con la que celebramos vuestra llegada ...
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Queridos Reyes Magos, este año queremos haceros una petición muy especial, que si nos concedéis, puede ayudar a cambiar para siempre esta fiesta con la que celebramos vuestra llegada ...
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domingo, 28 de septiembre de 2008
Madres sin leche: el fin de un mito
Según se desprende del estudio realizado por profesionales del ABS Parets y el DAP Mollet del ICS",las encuestas indican que las madres dejan de lactar a sus hijos mayoritariamente por hipogalactia (poca leche), pero la hipogalactia no es una enfermedad, ni una deficiencia natural, sino la consecuencia de un cúmulo variado y complejo de motivaciones psicológicas, sociales, económicas, junto con creencias, mitos y tabúes".
"La discrepancia entre aquellas madres que son capaces de amamantar a sus hijos y aquellas que lo consiguen pone en evidencia que el "fallo" es más de las personas que deben apoyar a las mujeres, que de las propias mujeres que intentan lactar."
Coincidiendo con estos resultados la WABA, red mundial pro-lactancia que trabaja en colaboración con el UNICEF, considera como INFORMACIÓN CLAVE a transmitir con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna que se celebra del 3 al 9 de octubre y que este año 2001 trata de LA LACTANCIA MATERNA EN LA ERA DE LA INFORMACIÓN, que prácticamente todas las madres pueden dar de mamar a su bebé.
Es importante contar con el apoyo y ayuda de familiares, amigas, personal de la salud y empresarios. La inseguridad sobre la propia capacidad para producir leche, el miedo a que el bebé se quede con hambre, el llanto del bebé, la creencia popular de que la cantidad de comida ingerida es directamente proporcional a los periodos de sueño y la inadecuación del peso del bebé a las tablas en uso, son las razones principales que suelen llevar a las madres a pensar que padecen hipogalactia, tal como viene registrando ALBA-LACTANCIA MATERNA, asociación de apoyo a la lactancia que atiende anualmente más de 2000 consultas, situación que puede verse agravada si además existe una técnica de lactancia inadecuada.
Sin embargo, cuando a esas mismas madres se las informa del manejo básico de la lactancia materna y se las tranquiliza respecto a sus dudas y temores al tiempo que tienen ocasión de observar a otras madres en situaciones similares a la suya seguir adelante con sus lactancias, pronto desaparecen sus miedos y amamantan felizmente sin problemas de producción de leche.
Madres que ya estaban con lactancia mixta o que incluso hacia ya días que no amamantaban han relactado sin problemas y han seguido con lactancia materna exclusiva durante meses.
La conclusión es clara: Puede que existan madres sin la suficiente información pero difícilmente existen madres sin capacidad para producir leche.
Inma Marcos
Comadrona
Alba Lactancia Materna
"La discrepancia entre aquellas madres que son capaces de amamantar a sus hijos y aquellas que lo consiguen pone en evidencia que el "fallo" es más de las personas que deben apoyar a las mujeres, que de las propias mujeres que intentan lactar."
Coincidiendo con estos resultados la WABA, red mundial pro-lactancia que trabaja en colaboración con el UNICEF, considera como INFORMACIÓN CLAVE a transmitir con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna que se celebra del 3 al 9 de octubre y que este año 2001 trata de LA LACTANCIA MATERNA EN LA ERA DE LA INFORMACIÓN, que prácticamente todas las madres pueden dar de mamar a su bebé.
Es importante contar con el apoyo y ayuda de familiares, amigas, personal de la salud y empresarios. La inseguridad sobre la propia capacidad para producir leche, el miedo a que el bebé se quede con hambre, el llanto del bebé, la creencia popular de que la cantidad de comida ingerida es directamente proporcional a los periodos de sueño y la inadecuación del peso del bebé a las tablas en uso, son las razones principales que suelen llevar a las madres a pensar que padecen hipogalactia, tal como viene registrando ALBA-LACTANCIA MATERNA, asociación de apoyo a la lactancia que atiende anualmente más de 2000 consultas, situación que puede verse agravada si además existe una técnica de lactancia inadecuada.
Sin embargo, cuando a esas mismas madres se las informa del manejo básico de la lactancia materna y se las tranquiliza respecto a sus dudas y temores al tiempo que tienen ocasión de observar a otras madres en situaciones similares a la suya seguir adelante con sus lactancias, pronto desaparecen sus miedos y amamantan felizmente sin problemas de producción de leche.
Madres que ya estaban con lactancia mixta o que incluso hacia ya días que no amamantaban han relactado sin problemas y han seguido con lactancia materna exclusiva durante meses.
La conclusión es clara: Puede que existan madres sin la suficiente información pero difícilmente existen madres sin capacidad para producir leche.
Inma Marcos
Comadrona
Alba Lactancia Materna
Dile que le quieres
Cerremos los ojos y recordemos lo más hermoso que nos han dicho nuestros padres: Princesa…rey de la casa…mi vida…eres un encanto…cariño…mi corazón…mi amor…mi cielo…qué guapo…qué listo…
¿Estamos sonriendo?
Tal vez algunos de nosotros no logremos traer estos recuerdos, y en su lugar aparezcan sin permiso otros: qué tonto eres…pues sólo sabes mentir…que si sigues así se lo diré a tu padre…eres malo…no te quiero… ¿acaso no comprendes?... ¿eres sordo?...distraída como su madre…
¿Estamos compungidos?
Lo que nuestros padres -o quienes se ocuparon de criarnos- hayan dicho, se ha constituido necesariamente en lo más sólido de nuestra identidad. Porque somos los adultos quienes nombramos cómo son las cosas. Por eso lo que decimos, es.
El niño pequeño no pone en duda lo que escucha de los mayores. Puede ser doloroso o gratificante, pero en todos los casos, la interpretación de los adultos es absolutamente certera para el niño que aprende a traducir al mundo a través del cristal de los mayores.
En este sentido, la intención con la que hablamos con los niños es importante. Si los amamos de verdad, seguramente nuestras palabras estarán cargadas de sentimientos cariñosos y suaves. Pero si estamos llenos de resentimiento, destilaremos odio aún cuando los niños no tengan nada que ver.
Es verdad que hay situaciones donde el niño se equivoca o hace algo inadecuado. Pues bien. Una cosa es conversar sobre eso que "hizo" mal, y otra cosa es que ese acto lo convierta en alguien que "es" malo. Sólo nuestro rencor puede confundir entre lo uno y lo otro. Si el niño, de tanto escuchar a sus padres diciendo lo mismo, se convence de que es malo, quedará atrapado por ese circuito donde "es" en la medida que es malo, y para ser malo, tiene que seguir haciendo todo lo que haga enfadar a sus padres. En ese punto, ha perdido toda esperanza de ser amado sin condiciones.
Para el niño "eternamente malo a ojos de sus padres", siempre aparecerá otro individuo que actuará el personaje opuesto: "el eternamente bueno". A veces es alguien tan cercano como el propio hermano o hermana, u otra persona muy próxima a la familia. Allí, en ese personaje, -no importa qué es lo que haga- recaerá toda la admiración y será nombrado por los padres como alguien "bueno, inteligente y listo". Esta es la prueba fehaciente de que no se trata de lo que cada uno es o hace, sino de la necesidad de los adultos de proyectar polarizadamente, nuestros lados aceptados y nuestros lados vergonzosos en otros individuos, para no hacernos cargo de quienes somos. Y también para dividir la vida en un costado bien negro y en otro bien blanco, de modo de tener cierta sensación de claridad. Que por supuesto no es tal.
Parece que los adultos necesitamos mostrar todo lo que los niños hacen mal, cuán ineptos o torpes son, para sentirnos un poquito más inteligentes. Es una paradoja, porque al actuar de esta forma, es obvio que somos increíblemente estúpidos.
Sin embargo las cosas son más sencillas de lo que parecen. Decirles a los niños que son hermosos, amados, bienvenidos, adorados, generosos, nobles, bellos, que son la luz de nuestros ojos y la alegría de nuestro corazón; genera hijos aún más agradables, sanos, felices y bien dispuestos. Y no hay nada más placentero que convivir con niños alegres, seguros y llenos de amor. No hay ningún motivo para no prodigarles palabras repletas de colores y sueños, salvo que estemos inundados de rabia y rencor. Es posible que las palabras bonitas no aparezcan en nuestro vocabulario, porque jamás las hemos recibido en nuestra infancia. En ese caso, nos toca aprenderlas con tenacidad y voluntad.
Si hacemos ese trabajo ahora, nuestros hijos -al devenir padres- no tendrán que aprender esta lección. Porque surgirán de sus entrañas con total naturalidad, las palabras más bellas y las frases más gratificantes hacia sus hijos. Y esas cadenas de palabras amorosas se perpetuarán por generaciones y generaciones, sin que nuestros nietos y bisnietos reparen en ellas, porque harán parte de su genuina manera de ser.
Parece que nuestra generación es bisagra en la evolución de la sociedad occidental. A las mujeres nos toca aprender a trabajar y lidiar con el dinero. A ser autónomas. Nos toca aprender sobre nuestra sexualidad. A re aprender a ser madres con parámetros diferentes de los de nuestras madres y abuelas. Y nos toca aprender a amar.
Por eso es posible que sintamos que es un enorme desafío y además es mucho trabajo, esto de criar a los niños de un modo diferente a como hemos sido criadas. Es verdad. Es mucho trabajo. Pero se lo estamos ahorrando a nuestra descendencia. Pensemos que es una inversión a futuro con riesgo cero. De ahora en más… ¡sólo palabras de amor para nuestros hijos! Gritemos al viento que los amamos hasta el cielo. Y más alto aún. Y más y más.
Laura Gutman
Laura Gutman
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jueves, 25 de septiembre de 2008
Guarderías de 0 a 3 años-Isabel Fdez. del Castillo
Cada vez que oigo a algún@ politic@ pedir plazas de guardería de 0 a 3 años, se me atraganta el 0. Ya sé que se debe al deseo facilitar a la mujer el acceso al mercado de trabajo, pero no deja de ser un disparate desde el punto de vista del niño.
No podemos seguir haciendo como si un bebé pudiera aparcarse con el mismo desapego que un coche en un parking. En la naturaleza, es la inteligencia de la especie la que determina la duración, intensidad e importancia de la relación de dependencia que el bebé tiene con su madre. Sintiéndolo mucho por quien se sienta superior, no somos más que la especie mamífera más inteligente (¡!), lo que no hace más que poner de manifiesto la importancia de nuestra condición mamífera, y la necesidad de que el bebé experimente en toda su intensidad esa relación de dependencia. Es la profundidad de las raíces lo que permite al árbol crecer hacia el cielo.
La importancia de crecer los primeros meses en el seno del vínculo con la madre no es sólo una cuestión afectiva. Afecta al desarrollo de la inteligencia, a la salud, a la capacidad de crear vínculos posteriores y a un sinfín de factores que conforman una persona equilibrada. No existiría ahora tanto cursillo en las empresas sobre inteligencia emocional, si se permitiera que se desarrollara cuando le toca, en los primeros meses y años.
No hacen falta más guarderías de 0 a 3 años, sino un periodo de crianza en casa de mínimo un año (lo ideal sería hasta los 2-3 años) para quien lo desee. Ese es el tipo de apoyo del Estado que necesitan las familias, y esa es la tendencia en otros países europeos, después de comprobar que es más barato apoyar directamente el maternaje, que gastarse el presupuesto en sanidad, psiquiatras o policía. Deberíamos acostumbrarnos a considerar problemas como la violencia juvenil, el fracaso escolar y la desmotivación general de que se acusa a los jóvenes de una forma más global, tratando de comprender donde están las causas.
Isabel F. del Castillo
No podemos seguir haciendo como si un bebé pudiera aparcarse con el mismo desapego que un coche en un parking. En la naturaleza, es la inteligencia de la especie la que determina la duración, intensidad e importancia de la relación de dependencia que el bebé tiene con su madre. Sintiéndolo mucho por quien se sienta superior, no somos más que la especie mamífera más inteligente (¡!), lo que no hace más que poner de manifiesto la importancia de nuestra condición mamífera, y la necesidad de que el bebé experimente en toda su intensidad esa relación de dependencia. Es la profundidad de las raíces lo que permite al árbol crecer hacia el cielo.
La importancia de crecer los primeros meses en el seno del vínculo con la madre no es sólo una cuestión afectiva. Afecta al desarrollo de la inteligencia, a la salud, a la capacidad de crear vínculos posteriores y a un sinfín de factores que conforman una persona equilibrada. No existiría ahora tanto cursillo en las empresas sobre inteligencia emocional, si se permitiera que se desarrollara cuando le toca, en los primeros meses y años.
No hacen falta más guarderías de 0 a 3 años, sino un periodo de crianza en casa de mínimo un año (lo ideal sería hasta los 2-3 años) para quien lo desee. Ese es el tipo de apoyo del Estado que necesitan las familias, y esa es la tendencia en otros países europeos, después de comprobar que es más barato apoyar directamente el maternaje, que gastarse el presupuesto en sanidad, psiquiatras o policía. Deberíamos acostumbrarnos a considerar problemas como la violencia juvenil, el fracaso escolar y la desmotivación general de que se acusa a los jóvenes de una forma más global, tratando de comprender donde están las causas.
Isabel F. del Castillo
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¿Reciben los niños suficientes abrazos? Natalia Suárez Acedo
Los estudios demuestran que toda cría mamífera necesita un contacto físico constante. La cría humana, por nacer más inmadura, aún más. ¿Reciben los bebés todo el contacto que necesitan?
¿Reciben los bebés suficientes abrazos?
Los científicos saben bien que todas las crías de mamíferos necesitan un mínimo de contacto para lograr un desarrollo normal. Los cachorros necesitan ser lamidos, o tocados en el caso de los primates, para alcanzar una madurez adecuada. Se han hecho experimentos con roedores y con monos a los que se les privaba de contacto físico, únicamente recibían alimento, y al crecer se convertían invariablemente en adultos anómalos, incapaces de socializarse de manera adecuada ni de cuidar de forma eficiente a sus propias crías. (De hecho, en francés existe la expresión `un oso mal lamido´ para referirse a alguien insociable o de trato difícil.)
Por desgracia este experimento se hizo también con humanos: el emperador Federico II ordenó que varios bebés fuesen aislados y recibiesen tan sólo alimento y cobijo de sus cuidadoras, prohibiendo que les dirigiesen la palabra o cualquier muestra afectiva, con el fin de averiguar en qué idioma hablarían primero. Todos murieron.
También a comienzos del siglo veinte, el pediatra americano Fritz Talbot, alarmado por la elevada mortalidad de los menores de 2 años en clínicas y orfanatos, donde teóricamente los bebés disponían de cobijo y alimento, viajó a una clínica alemana donde los niños diagnosticados con marasmo ( enfermedad de origen desconocido que se caracterizaba por pérdida de peso, abatimiento y desgana entre otros síntomas, y que acababa con la vida de un alto porcentaje de ellos) lograban sobrevivir. Allí halló a una mujer, Anna, corpulenta y ya mayor, que acarreaba permanentemente unos cuantos pequeñuelos. Cuando los niños perdían las ganas de vivir y comenzaba este proceso, Anna los llevaba en contacto con ella a todas horas, contraviniendo las normas que imperaban en la época que decían que a los niños debían cogerles lo mínimo necesario para su higiene y alimentación para que no se echaran a perder.
Los niños de Anna sobrevivían siempre, y Fritz talbot quedó tan impactado que a partir de entonces se dedicó a difundir la idea de `atención amorosa´.
Más recientemente, el New York Times ha publicado un artículo sobre el papel crítico del contacto en el desarrollo infantil en el que se menciona `el estancamiento psicológico y físico de niños privados de contacto físico aunque por lo demás bien alimentados y cuidados´ (Goleman, 1988).
La cuestión es ¿reciben los niños occidentales el suficiente contacto físico para completar su desarrollo de forma satisfactoria? ¿Cuánto contacto exactamente se necesita para crecer sano emocional y afectivamente?. No lo sabemos, lo que sí sabemos es que en nuestra civilización desde hace unos cien años se hacen las cosas de manera muy diferente con los bebés a como se ha hecho siempre. Pertenecemos a una de las pocas culturas del mundo donde en la actualidad lo general es que los niños duerman solos, incluso en habitaciones separadas desde la más temprana edad. Donde muchos bebés van de la cuna al carrito y del carrito a la hamaca durante meses con el fin de que no se acostumbren a ser cogidos. Cuando damos un paseo de tres horas llevando al bebé en un carro, aunque nos parezca que hemos pasado la tarde con él, podemos tener por seguro que la sensación del bebé ha sido de no-mamá durante todo ese tiempo. Algunos además, pasan más de ocho horas al día en guarderías donde existe una cuidadora por cada ocho niños.
En España, los índices de lactancia, un modo de alimentación que asegura un saludable contacto `piel a piel´, son todavía muy inferiores a los de otros países, y algunos `expertos´ de gran difusión aseguran que lo mejor es ignorar sus llantos cuando los bebés, como inteligentes mamíferos cuyo instinto les dice lo que necesitan, luchan para cambiar eso. Parece que se está haciendo con los niños un gran experimento de resultados inciertos.
Cuando una mamá humana tiene un hijo, montones de expertos, familiares bienintencionados, y fabricantes de artilugios para bebés tratan de influir sobre ella utilizando todo tipo de argumentos. La mamá humana quiere a su pequeño con locura y quiere darle lo mejor, pero duda entre tanta información contradictoria, así que puede que se decida por una determinada tendencia o puede que varíe su forma de hacer las cosas en su búsqueda de la crianza óptima, y sufre mucho pensando si lo estará haciendo bien o no. Un día se fija en los animales: las gallinas, las vacas, las musarañas y las leonas, que siguen su instinto ancestral y son madres perfectas. Jamás dudan, jamás actúan de manera arbitraria o incoherente y desde luego, nunca malcrían a sus hijos consintiéndoles demasiado o alejándolos antes de que estén preparados. Su aportación de contacto físico es continua, tal y como les dicta su instinto. También del mismo modo siguen su instinto otras madres humanas en algunos sitios del planeta, donde los bebés son llevados a la espalda, duermen siempre en compañía hasta que son los suficientemente mayores para arreglárselas solos, las lactancias son prolongadas y sus llantos siempre son atendidos, tal es el caso de los ¡kung en África o de algunas tribus inuits del Norte de Canadá. En estas tribus, por cierto, los casos de cólicos son casi inexistentes y la salud emocional de sus individuos es notablemente superior a la de la media occidental.
Como conclusión parece ser que tocar, coger y abrazar a los bebés es una de las mejores cosas que se pueden hacer para garantizar su correcto desarrollo emocional y afectivo y toda una inversión para el futuro: está escrito en el instinto de cualquier mamífero saludable. Así que, como alguien decía una vez `cree en el llanto de tu hijo, abrázalo, consuélalo, tenlo cerca de ti y no le niegues ni un solo abrazo, ni una sola vez le escatimes tu contacto, porque para un bebé pequeñito el ansia de ser cogido puede ser tan acuciante como la necesidad de comer ´.
Natalia Suárez Acedo.
Farmaceútica Especialista en Nutrición Infantil
Instructora de Masaje Infantil de la Asociación Española de Masaje Infantil
www.centrotea.com
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sábado, 20 de septiembre de 2008
"Los niños educados en casa son más flexibles y sociables"
Xavier Alà Aguilar, socio fundador de la Asociación por la Libre Educación (ALE)
"Los niños educados en casa son más flexibles y sociables" IMA SANCHÍS - 15/09/2008
Tengo 45 años. Nací y vivo en Barcelona. Separado, con pareja y tres hijos de 19, 16 y 12 años que se han educado en casa. Licenciado en Filología Catalana, trabajo como profesor de secundaria. Mi política es que si a los niños se les deja, aprenden. Escoro hacia el budismo
¿Un profesor que educa a sus hijos en casa?
U Quería vivir la vida con mis hijos, eso de verlos sólo de ocho a nueve de la noche me parecía triste.
¿Qué más?
Sabía que por necesidad el sistema educativo y los currículos escolares son rígidos e inflexibles, que lo ideal es la atención individualizada y que por lo general se ha perdido la vocación de maestro.
...
¿Qué ocurre entonces?
Una lucha entre los alumnos y los profesionales de la enseñanza. Pero todo depende de lo que quieras conseguir: si quieres personas con criterio propio, la escuela no sirve para eso, pero sí para hacer personas amoldables socialmente.
Difícil elección.
La educación en familia implica asumir la educación, la formación y la instrucción de tus hijos; se trata de una educación flexible, lejos de horarios rígidos, de los cambios bruscos de materia y de la uniformidad escolar. Y hay muchas maneras de hacerlo.
Cuente.
Hay familias que siguen un sistema muy académico, haciendo horas en casa de materia de currículo que combinan con actividades fuera de casa, y otras que siguen lo que en Estados Unidos se llama el unschooling,que consiste en aprender y vivir sin los límites que impone la estructura escolar, que no es más que el reflejo de la sociedad.
¿En qué se traduce?
Es no vivir conforme a una vida que impone un horario, trabajar en algo que no te gusta para poder ganar un dinero que, a menudo, se gasta en cosas superfluas. Un niño que se educa en casa tiene más posibilidades de ir escogiendo lo que quiere hacer.
¿Qué dice la ley?
En el Reino Unido la educación en familia está aceptada y regulada, en España no está reconocida, hay un vacío legal. Si puedes demostrar que te estás ocupando de la educación de tus hijos, eso no es absentismo y, ante eso, la Administración no tiene respuesta.
¿Cuántas familias toman esta opción?
En el Reino Unido unas 25.000; en Francia, donde llevan más de 20 años, 3.000, y aquí se calcula que unas mil. Ejemplos conocidos son Mercè Rodoreda, Federica Montseny, Víctor Català y Joan Maragall, que educó a sus hijos en casa.
¿Padres con trabajos liberales?
Sin duda es una opción de vida, personas que renuncian a unas cosas en beneficio de otras y que se organizan para ello. Cada vez hay más casos de familias monoparentales.
¿Y si quieres un reconocimiento oficial de los estudios?
Tal como está la normativa española hoy, la única opción es presentarte a los 18 años a la prueba de madurez. Pero cada vez habrá más opciones, porque existe mucho fracaso escolar y muchos alumnos que se pierden por el camino. La otra opción es inscribir al niño en una escuela extranjera a distancia que pueda dar la opción de presentar un expediente de convalidación. ¿Llegan a la universidad?
Sí, algunos llegan, no es un impedimento educarse en casa, al revés, sus inclinaciones se perfilan más claramente y llegan a la universidad con más conocimiento sobre la materia escogida. Mi experiencia de 20 años como profesor de instituto es que muchos jóvenes se ven abocados a la universidad sin saber qué quieren hacer con sus vidas y que el fracaso universitario es muy alto, pero no hay estudios al respecto.
¿Y la socialización de los niños?
Ese es uno de los grandes mitos educativos, los niños educados en casa tienen un índice de socialización más elevado porque el hogar es una base desde la cual planear actividades, y se vinculan de manera mucho más libre con personas de diferentes edades y extractos culturales. ¿Son más flexibles y sociables?
Sí. Sin embargo, los niños escolarizados están muy acostumbrados a tratar con iguales y la relación con adultos suele estar más marcada por la indiferencia, y con los profesores a menudo es de manifiesta hostilidad.
¿Qué dicen los estudios?
El más reciente es el de Paula Rothermel (2002), de la Universidad de Durham, basado en 419 familias que educan en casa, con evaluaciones del desarrollo académico y psicosocial de los niños. Esos niños muestran una mayor destreza social y carencia de problemas de comportamiento, y académicamente altos niveles de logro. Los resultados en los exámenes sorprendieron incluso a los propios padres.
¿A qué se debe?
Son niños acostumbrados a tomar responsabilidades en sus familias y a motivarse ellos mismos en sus actividades diarias, y se benefician de la libertad de desarrollar las habilidades a su propio ritmo.
¿Y qué dice el estudio de la percepción de las propias familias?
Que tienen más espacio para las actividades familiares, la discusión y la espontaneidad. Valoran la unidad familiar y los padres participan más de lo que es habitual.
¿Y las peleas entre hermanos?
Entre las familias estudiadas hay pocos indicios de las rivalidades entre hermanos que frecuentemente se aceptan como algo normal, y el aprendizaje es negociado y diferenciado para cada hijo. Sin excepción, todos los padres están determinados a proveer un ambiente enriquecedor para sus hijos.
http://www.clonlara-esp.org/Los%20niños%20educados%20en%20casa%20son%20más%20flexibles%20y%20sociables.mht
LA VANGUARDIA 15 de septiembre 2008
"Los niños educados en casa son más flexibles y sociables" IMA SANCHÍS - 15/09/2008
Tengo 45 años. Nací y vivo en Barcelona. Separado, con pareja y tres hijos de 19, 16 y 12 años que se han educado en casa. Licenciado en Filología Catalana, trabajo como profesor de secundaria. Mi política es que si a los niños se les deja, aprenden. Escoro hacia el budismo
¿Un profesor que educa a sus hijos en casa?
U Quería vivir la vida con mis hijos, eso de verlos sólo de ocho a nueve de la noche me parecía triste.
¿Qué más?
Sabía que por necesidad el sistema educativo y los currículos escolares son rígidos e inflexibles, que lo ideal es la atención individualizada y que por lo general se ha perdido la vocación de maestro.
...
¿Qué ocurre entonces?
Una lucha entre los alumnos y los profesionales de la enseñanza. Pero todo depende de lo que quieras conseguir: si quieres personas con criterio propio, la escuela no sirve para eso, pero sí para hacer personas amoldables socialmente.
Difícil elección.
La educación en familia implica asumir la educación, la formación y la instrucción de tus hijos; se trata de una educación flexible, lejos de horarios rígidos, de los cambios bruscos de materia y de la uniformidad escolar. Y hay muchas maneras de hacerlo.
Cuente.
Hay familias que siguen un sistema muy académico, haciendo horas en casa de materia de currículo que combinan con actividades fuera de casa, y otras que siguen lo que en Estados Unidos se llama el unschooling,que consiste en aprender y vivir sin los límites que impone la estructura escolar, que no es más que el reflejo de la sociedad.
¿En qué se traduce?
Es no vivir conforme a una vida que impone un horario, trabajar en algo que no te gusta para poder ganar un dinero que, a menudo, se gasta en cosas superfluas. Un niño que se educa en casa tiene más posibilidades de ir escogiendo lo que quiere hacer.
¿Qué dice la ley?
En el Reino Unido la educación en familia está aceptada y regulada, en España no está reconocida, hay un vacío legal. Si puedes demostrar que te estás ocupando de la educación de tus hijos, eso no es absentismo y, ante eso, la Administración no tiene respuesta.
¿Cuántas familias toman esta opción?
En el Reino Unido unas 25.000; en Francia, donde llevan más de 20 años, 3.000, y aquí se calcula que unas mil. Ejemplos conocidos son Mercè Rodoreda, Federica Montseny, Víctor Català y Joan Maragall, que educó a sus hijos en casa.
¿Padres con trabajos liberales?
Sin duda es una opción de vida, personas que renuncian a unas cosas en beneficio de otras y que se organizan para ello. Cada vez hay más casos de familias monoparentales.
¿Y si quieres un reconocimiento oficial de los estudios?
Tal como está la normativa española hoy, la única opción es presentarte a los 18 años a la prueba de madurez. Pero cada vez habrá más opciones, porque existe mucho fracaso escolar y muchos alumnos que se pierden por el camino. La otra opción es inscribir al niño en una escuela extranjera a distancia que pueda dar la opción de presentar un expediente de convalidación. ¿Llegan a la universidad?
Sí, algunos llegan, no es un impedimento educarse en casa, al revés, sus inclinaciones se perfilan más claramente y llegan a la universidad con más conocimiento sobre la materia escogida. Mi experiencia de 20 años como profesor de instituto es que muchos jóvenes se ven abocados a la universidad sin saber qué quieren hacer con sus vidas y que el fracaso universitario es muy alto, pero no hay estudios al respecto.
¿Y la socialización de los niños?
Ese es uno de los grandes mitos educativos, los niños educados en casa tienen un índice de socialización más elevado porque el hogar es una base desde la cual planear actividades, y se vinculan de manera mucho más libre con personas de diferentes edades y extractos culturales. ¿Son más flexibles y sociables?
Sí. Sin embargo, los niños escolarizados están muy acostumbrados a tratar con iguales y la relación con adultos suele estar más marcada por la indiferencia, y con los profesores a menudo es de manifiesta hostilidad.
¿Qué dicen los estudios?
El más reciente es el de Paula Rothermel (2002), de la Universidad de Durham, basado en 419 familias que educan en casa, con evaluaciones del desarrollo académico y psicosocial de los niños. Esos niños muestran una mayor destreza social y carencia de problemas de comportamiento, y académicamente altos niveles de logro. Los resultados en los exámenes sorprendieron incluso a los propios padres.
¿A qué se debe?
Son niños acostumbrados a tomar responsabilidades en sus familias y a motivarse ellos mismos en sus actividades diarias, y se benefician de la libertad de desarrollar las habilidades a su propio ritmo.
¿Y qué dice el estudio de la percepción de las propias familias?
Que tienen más espacio para las actividades familiares, la discusión y la espontaneidad. Valoran la unidad familiar y los padres participan más de lo que es habitual.
¿Y las peleas entre hermanos?
Entre las familias estudiadas hay pocos indicios de las rivalidades entre hermanos que frecuentemente se aceptan como algo normal, y el aprendizaje es negociado y diferenciado para cada hijo. Sin excepción, todos los padres están determinados a proveer un ambiente enriquecedor para sus hijos.
http://www.clonlara-esp.org/Los%20niños%20educados%20en%20casa%20son%20más%20flexibles%20y%20sociables.mht
LA VANGUARDIA 15 de septiembre 2008
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